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Tensión en el gabinete: Marcel relativiza crítica al modelo mientras Jara insiste en superar el neoliberalismo

Jul 3, 2025
Foto Radio universidad de Chile

Santiago, Chile – 3 de julio de 2025.

La reciente publicación del libro de la ministra Jeannette Jara, “Superar el neoliberalismo: una hoja de ruta”, ha puesto en evidencia las profundas tensiones ideológicas al interior del gobierno del presidente Gabriel Boric. En declaraciones realizadas desde Washington, el ministro de Hacienda, Mario Marcel, salió a matizar las críticas al modelo económico heredado de la dictadura, al señalar que “no es el neoliberalismo lo que explica el bajo crecimiento económico”, atribuyendo la situación a una “demanda interna debilitada”.

Las palabras de Marcel, en un tono tecnocrático que muchos identifican con el continuismo del modelo, contrastan fuertemente con la posición de Jara, quien desde su papel como ministra del Trabajo —y ahora figura presidencial— ha insistido en que la superación del neoliberalismo no es una consigna, sino una necesidad estructural del país.

En su libro, Jara argumenta que el modelo actual ha promovido la privatización de derechos sociales, debilitado al Estado y profundizado la desigualdad. “Chile no puede seguir atrapado en la lógica de que todo debe ser rentable para que exista”, ha dicho la ministra, interpelando directamente a los sectores del gobierno que aún se resisten a impulsar transformaciones estructurales.

El conflicto no es nuevo, pero se vuelve más visible en un momento clave: la izquierda chilena enfrenta la disyuntiva entre administrar el modelo heredado o romper con él, abriendo paso a una nueva etapa de justicia social, soberanía económica y fortalecimiento del Estado. Mientras el ministro Marcel continúa apelando a la “confianza empresarial” y a la “responsabilidad fiscal”, Jara y otros sectores del oficialismo proponen una economía centrada en el trabajo, el bienestar y el control estratégico de los recursos naturales.

Para los movimientos sociales y sectores populares, las declaraciones de Marcel son una confirmación de lo que ha sido una de las principales trabas para el cambio real: una élite tecnocrática que ha blindado el modelo bajo el lenguaje de la moderación y la estabilidad macroeconómica, pero que en la práctica ha frenado reformas esenciales como la tributaria, la de pensiones y la nacionalización del litio.

Desde la izquierda, se insiste en que la debilidad de la demanda interna no puede explicarse sin considerar la precarización del trabajo, los bajos salarios y el endeudamiento estructural de las familias, todos síntomas del modelo neoliberal. En ese sentido, culpar a la ciudadanía por no consumir más es una forma de invisibilizar los efectos de décadas de políticas regresivas.

La disputa que hoy se vive en el gabinete no es anecdótica. Es la expresión política de una lucha de clases soterrada, que también se juega dentro del Estado. La pregunta que resuena tras este cruce de declaraciones es clara: ¿será capaz este gobierno de avanzar hacia un nuevo modelo, o quedará atrapado en la camisa de fuerza del neoliberalismo?

Desde abajo, la presión aumenta. Las organizaciones sociales, los sindicatos y los territorios movilizados esperan definiciones, no excusas.

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