Sáb. Ago 2nd, 2025

Pobreza subiría de 6,5% a 22,3%: cuando la estadística se convierte en ideología

Jul 18, 2025

Según los datos oficiales del gobierno de Chile, solo un 6,5% de la población estaría bajo la línea de pobreza por ingresos. Pero bajo una metodología alternativa, presentada por la Fundacuión Sol, que actualiza los patrones de consumo, reajusta la línea de pobreza a la realidad de 2025, y reconoce que la canasta básica es insuficiente, la cifra se dispararía a más de un 22%.

¿Eso significa que mágicamente hay más pobres? No. Significa que la pobreza real siempre estuvo ahí, oculta bajo la alfombra estadística de un Estado diseñado para proteger el prestigio del modelo, no para visibilizar el sufrimiento del pueblo.

¿Qué miden cuando dicen “pobreza”?

El actual método de medición en Chile —heredado del Banco Mundial— considera pobre a quien vive con menos de $216.000 mensuales si está solo, o menos de $560.000 si vive en un hogar de tres personas. Es decir, cifras profundamente alejadas del costo de vida real.

Esta metodología ignora el endeudamiento estructural, el gasto en salud, vivienda y transporte, la desigualdad territorial de precios, y la inestabilidad laboral que afecta a más del 50% de la población ocupada.

En otras palabras, la pobreza oficial mide un umbral que el modelo necesita mostrar como “resuelto”, pero que deja fuera al proletariado precarizado, al subempleado, al endeudado, al informal y a la clase trabajadora asalariada con ingresos miserables.

¿Por qué mantener baja la cifra de pobreza? Porque legitima el modelo

Una pobreza del 6,5% permite que los gobiernos, el empresariado y los medios digan hemos reducido la pobreza con el crecimiento económico y las políticas públicas focalizadas. Pero una pobreza del 22,3% destruye ese relato tecnocrático. Demuestra que el modelo neoliberal chileno no ha sacado a nadie de la pobreza y que solo ha redistribuido la miseria con tarjetas de débito y credito, bonos focalizados y endeudamiento masivo.

La estadística no es neutral: es un campo de lucha ideológica.
El capital necesita cifras maquilladas para sostener el fetiche del “éxito chileno”.

Actualizar la metodología es subversivo (para el poder)

Lo que plantea Fundación SOL no es solo un cambio técnico, sino un acto político, ya que obliga al Estado a reconocer el fracaso del mercado como garante del bienestar, desnuda la precariedad estructural de los asalariados, y demuele el relato de “superación de la pobreza” que ha justificado el desmantelamiento del Estado social.

Por eso la derecha y la tecnocracia se oponen a actualizar la línea de pobreza: porque perderían la legitimidad del “éxito estadístico” y por eso este debate no es técnico, sino parte de la lucha de clases.

La pobreza es violencia estructural, no una cifra manipulable

Medir bien la pobreza no soluciona nada por sí solo. Pero es un paso necesario para destruir la falsa paz social que se construye con cifras manipuladas. Una sociedad donde millones sobreviven bajo la línea de lo decente, de lo digno, de lo humano, mientras el Estado los invisibiliza para cuadrar sus balances macroeconómicos, es una sociedad construida sobre la mentira y la explotacion de las mayorías.

Conclusión: hay que medir la pobreza como lo que es: una forma de dominación.

No basta con ajustar los indicadores. Hay que reconstruir la mirada política de la pobreza como producto del orden capitalista. El problema no es la falta de consumo: es la propiedad de los medios de producción, la distribución del poder, la dictadura del mercado sobre la vida.

El pueblo chileno no necesita ser “medido” por la OCDE o el Banco Mundial. Necesita ser escuchado, organizado y liberado. Y eso empieza por decir la verdad: Chile es un país profundamente pobre en derechos, en justicia, y en distribución.

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