Dom. Ago 3rd, 2025

El MST llama al pueblo: sin reforma agraria no hay soberanía ni justicia en Brasil

Jul 21, 2025

El MST denuncia el estancamiento de la reforma agraria, el control oligárquico del suelo y el avance del modelo agroexportador, que destruye territorios, contamina suelos y expulsa comunidades, y lo hace con la claridad política que muchos sectores progresistas han perdido.

Por Equipo El Despertar

El Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) volvió a ocupar el centro del debate nacional con la publicación de una carta abierta a la sociedad brasileña, en la que exige la profundización de la Reforma Agraria Popular, denuncia el avance del agronegocio transnacional y llama a la defensa activa de la soberanía nacional frente al capital extranjero.

La misiva, lejos de ser una súplica, es una toma de posición política que puede leerse como un llamado a la organización del proletariado rural y campesino contra la alianza entre el latifundio, el capital financiero y el Estado brasileño.

El MST denuncia el estancamiento de la reforma agraria, el control oligárquico del suelo y el avance del modelo agroexportador, que destruye territorios, contamina suelos y expulsa comunidades, y lo hace con la claridad política que muchos sectores progresistas han perdido:

“La concentración de la tierra y el uso del territorio nacional al servicio del capital financiero internacional destruyen el derecho a la alimentación, a la vida y a la soberanía de nuestro pueblo.”

Desde el punto de vista marxista, esta concentración no es accidental. Como explica Marx en El Capital, la propiedad privada de la tierra y su monopolización son parte constitutiva de la acumulación originaria. En el capítulo 26 del Tomo I, señala:

“La expropiación de la masa del pueblo de la tierra es la base de todo el proceso. […] El capital surge chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde la cabeza hasta los pies.”

La carta del MST sitúa correctamente el modelo agroexportador brasileño como una extensión de los intereses de grandes corporaciones transnacionales (como Cargill, Bayer-Monsanto o JBS), cuyo único objetivo es la extracción de valor para los mercados del Norte global. El agro no es “el motor de Brasil”, como repite la propaganda burguesa, sino un instrumento de saqueo estructural.

Aquí, el MST articula una crítica clara al papel del Estado burgués en su versión periférica: subsidia a los terratenientes, reprime a los campesinos y facilita la concentración de tierras.

Uno de los puntos más fuertes de la carta es su defensa de la soberanía alimentaria y política. El MST no se limita a exigir tierras, sino que propone un modelo alternativo: producción agroecológica, cooperativas, distribución justa de alimentos, educación popular y autogobierno local.

En términos marxistas, esto es un intento concreto de construir formas de poder proletario en el campo, lo que Lenin consideraba imprescindible en las revoluciones democráticas agrarias. Como escribió en El desarrollo del capitalismo en Rusia:

“La alianza del proletariado urbano con el campesinado es la única garantía para una revolución democrática real.”

Aunque el MST mantiene un vínculo histórico con el Partido de los Trabajadores (PT), esta carta puede leerse también como un llamado de atención al gobierno de Lula, que en su tercer mandato ha sido incapaz, o ha decidido no hacerlo, de enfrentar al capital agrario.

La burguesía “progresista” brasileña administra el Estado para que todo cambie sin que cambie nada. La carta del MST, al recordarle sus compromisos, pone sobre la mesa una pregunta incómoda:
¿es posible reformar el latifundio sin tocar los intereses del capital transnacional?

La carta del MST es un documento político valiente que confronta no sólo a la oligarquía rural, sino a todo el modelo de acumulación capitalista dependiente en Brasil. Representa una praxis concreta del marxismo en el campo latinoamericano: organización popular, confrontación directa y propuesta de poder alternativo.

Frente a la miseria y la entrega nacional, el MST recuerda que la tierra no es mercancía, sino territorio de lucha.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *