Una vez más, la noticia fue presentada como un “hecho aislado” y una “falta a la probidad”. Pero lo que aquí se exhibe no es una simple infracción administrativa. Es la confirmación de que la corrupción y el aprovechamiento personal son moneda corriente dentro de una institución que, con toda impunidad, exige “respeto” al tiempo que se roba a sí misma.
Por Equipo El Despertar
Dos funcionarios de Carabineros de Chile fueron dados de baja en Alto Hospicio tras ser sorprendidos robando combustible al interior de la propia tenencia policial. Según informó la institución, ambos carabineros habrían sustraído bencina utilizando vehículos fiscales y bidones particulares.
Una vez más, la noticia fue presentada como un “hecho aislado” y una “falta a la probidad”. Pero lo que aquí se exhibe no es una simple infracción administrativa. Es **la confirmación de que la corrupción y el aprovechamiento personal son moneda corriente dentro de una institución que, con toda impunidad, exige “respeto” al tiempo que se roba a sí misma.
Que dos carabineros roben dentro de la tenencia no es una excepción. Es la regla cuando se entiende que Carabineros de Chile no es una policía civil, sino una fuerza militarizada, clasista y autoritaria, que opera como corporación autónoma con mando vertical y escasa fiscalización externa.
No sorprende entonces que vendan combustible, se apropien de encomiendas, falsifiquen partes e informes judiciales, fabriquen pruebas a pedido de fiscalía, protejan narcos o extorsionen feriantes, y golpeen estudiantes y encubran torturas.
La lógica del botín es consustancial al rol de Carabineros dentro del modelo neoliberal chileno: administrar el control social a cambio de impunidad presupuestaria y saqueo interno. Este caso se suma a una larga lista de escándalos que incluyen el megafraude de más de $28 mil millones dentro de Carabineros, conocido como “Pacogate”, desfalcos con viáticos, combustible, armamento y municiones; asesinatos y montajes en dictadura y postdictadura (Caso Catrillanca, Huracán, etc.); y espionaje a dirigentes sociales, periodistas y propios carabineros a través de inteligencia ilegal.
Todo esto ocurre mientras el Estado les transfiere más de $2 billones anuales, sin control efectivo, sin rendición de cuentas real y con el beneplácito de todos los gobiernos. La expulsión de estos dos carabineros será usada como prueba de “transparencia institucional”. Pero en realidad, es una jugada de contención interna. Una purga menor para evitar que se exponga la podredumbre estructural del cuerpo policial.
Porque mientras estos dos son dados de baja por robar bencina, otros siguen reprimiendo estudiantes, infiltrando marchas, hostigando mapuche, encubriendo abusos y ejecutando pobres. ¿Quién fiscaliza al fiscalizador? ¿Quién detiene al que detiene? ¿Quién paga la bencina que ellos se llevan? Tú. Nosotros. los pueblos de Chile.
Carabineros de Chile no necesita “reformas” ni “capacitaciones en derechos humanos”.
Necesita ser disuelto, desmilitarizado y reemplazado por un cuerpo de seguridad comunitaria bajo control popular. Mientras eso no ocurra, seguirán robando bencina, fondos públicos y vidas impunemente.