Los demandantes advirtieron que el relave, acumulación de desechos tóxicos de la actividad minera, se sumará al impacto de termoeléctricas, siderúrgicas y otras industrias que desde hace décadas operan en la zona. Huasco es reconocida como “zona de sacrificio” no por accidente, sino por diseño: el Estado y las empresas han pactado convertirla en un espacio donde la salud y el ambiente son variables de ajuste para maximizar la rentabilidad.
Por Equipo El Despertar
El Tribunal Ambiental de Antofagasta rechazó la reclamación de vecinos y organizaciones socioambientales de Huasco contra la instalación de un nuevo depósito de relaves mineros, favoreciendo a la empresa titular del proyecto. La sentencia, que valida la autorización ambiental, confirma la continuidad de un patrón histórico: en los territorios donde el capital extrae más riqueza, las comunidades son condenadas a cargar con la contaminación y el deterioro ambiental.
Los demandantes advirtieron que el relave, acumulación de desechos tóxicos de la actividad minera, se sumará al impacto de termoeléctricas, siderúrgicas y otras industrias que desde hace décadas operan en la zona. Huasco es reconocida como “zona de sacrificio” no por accidente, sino por diseño: el Estado y las empresas han pactado convertirla en un espacio donde la salud y el ambiente son variables de ajuste para maximizar la rentabilidad.
En su fallo, el tribunal sostuvo que las medidas de mitigación cumplen con los requisitos técnicos y legales vigentes. Para la comunidad, esto confirma que la institucionalidad ambiental chilena está construida para viabilizar proyectos extractivos y no para proteger el derecho de los pueblos a un ambiente sano. La ley sirve al mercado: mientras el daño ambiental sea “mitigable” en papel, el capital puede avanzar.
Este episodio evidencia una de las contradicciones centrales del modelo extractivista en economías dependientes: los recursos naturales y la plusvalía generada se concentran en manos privadas o se fugan al extranjero, mientras los costos ambientales y de salud se socializan entre la población local. Zonas como Huasco cumplen así una doble función para el capital: fuente de riqueza y basurero industrial.
Con el fallo, la minera podrá iniciar la construcción del relave, consolidando la condena ambiental de la comuna. Las organizaciones locales anunciaron que mantendrán la resistencia en instancias nacionales e internacionales, conscientes de que en el capitalismo la lucha por el territorio es también una lucha de clases, donde la propiedad y el control de los medios de producción definen quién vive y quién respira.