Diversos analistas financieros han advertido sobre la volatilidad que esta medida podría generar. Ricardo Bustamante, subgerente de estudios de Capitaria, señaló que el anuncio “ha generado presión alcista inmediata sobre el tipo de cambio al anticiparse una demanda estructural de dólares en el mercado formal”. Por su parte, Felipe Sepúlveda Soto, analista de Admirals Latinoamérica, indicó que el tipo de cambio podría enfrentar “una sesión de alta volatilidad, con posible resistencia en la zona de $980–$985”.
Por Equipo El despertar
El Banco Central de Chile anunció el inicio de un programa de compra de reservas internacionales por US$25 millones diarios, que se extenderá durante los próximos tres años. La medida, según la entidad presidida por Rosanna Costa, busca fortalecer la posición financiera del país sin afectar la liquidez del mercado local.
Sin embargo, el anuncio provocó una inmediata reacción en el mercado cambiario: el dólar superó los $978 pesos, generando preocupación por el impacto que esta alza podría tener en los precios de productos importados y en el costo de vida de los sectores populares.
Diversos analistas financieros han advertido sobre la volatilidad que esta medida podría generar. Ricardo Bustamante, subgerente de estudios de Capitaria, señaló que el anuncio “ha generado presión alcista inmediata sobre el tipo de cambio al anticiparse una demanda estructural de dólares en el mercado formal”. Por su parte, Felipe Sepúlveda Soto, analista de Admirals Latinoamérica, indicó que el tipo de cambio podría enfrentar “una sesión de alta volatilidad, con posible resistencia en la zona de $980–$985”.
Desde XTB Chile, se reportó que operadores locales interpretan la medida como una “intervención cambiaria más activa”, lo que ha obligado a recalibrar posicionamientos financieros rápidamente.
Sin embargo, esta operación no puede entenderse como una simple gestión técnica. Es una expresión concreta de la dictadura del capital financiero, que impone sus intereses sobre la economía nacional. El Banco Central, como aparato del Estado, actúa para garantizar la estabilidad del sistema financiero, no para proteger el poder adquisitivo de los trabajadores ni fomentar el desarrollo productivo.
La acumulación de reservas en dólares responde a una lógica de dependencia estructural: Chile sigue subordinado al sistema financiero internacional, y su política monetaria está diseñada para tranquilizar a los mercados, y principalmente a EEUU, no para resolver las necesidades del pueblo.
Esta medida, sin duda, impactara en la clase trabajadora, primero con un alza del dólar, lo que implica un encarecimiento de productos importados, incluyendo alimentos, medicamentos y tecnología, una presión inflacionaria, que equivale a un deterioro del salario real y una perdida del poder adquisitivo de la clase trabajadora, y por último, dará espacio a una mayor especulación financiera, favoreciendo el desvío de recursos desde la producción hacia la renta.
Este tipo de medidas refuerzan el carácter rentista y extractivista del modelo chileno, donde el cobre, el litio y otros recursos son vendidos al exterior mientras se importan bienes manufacturados, profundizando la desindustrialización y la precarización laboral.
El legado de Luis Emilio Recabarren, resuena con fuerza en momentos como este. Recabarren denunció el papel del Estado como instrumento de la oligarquía y del capital extranjero. Hoy, esa crítica sigue vigente frente a decisiones que priorizan la estabilidad financiera por sobre las necesidades del pueblo.
En este contexto vuelve a cobrar centralidad discutir el carácter y los objetivos del Banco Central, democratizando su funcionamiento y dotándolo de objetivos mas amplios que los actuales, que incorporen una preocupación permanente sobre el empleo y el poder adquisitivo de la clase trabajadora. También debe impulsarse una reforma estructural del sistema financiero; para promover una economía productiva, soberana y centrada en los derechos sociales.