Dom. Sep 28th, 2025

Israel nuevamente asesina a cinco periodistas: el imperialismo necesita el silencio para seguir matando

Ago 25, 2025
Foto Telesur

El Estado genocida de Israel actúa como enclave armado del imperialismo en Medio Oriente, no solo por razones geopolíticas, sino también por necesidad estructural del capital transnacional: mantener la región fragmentada, sometida y disponible para la extracción de recursos, la especulación armamentista y el control financiero. Cada periodista muerto es un paso más en la construcción de ese silencio funcional. Y cada gobierno que guarda silencio, desde Washington hasta Bruselas, pasando por la pusilánime diplomacia latinoamericana y la complicidad de los gobiernos árabes, es cómplice activo de ese crimen.

Por Equipo El Despertar

Cinco periodistas palestinos fueron asesinados por bombardeos israelíes en las últimas 24 horas en la Franja de Gaza. No eran “daños colaterales”. Eran testigos. Y por eso fueron eliminados. A estas alturas, resulta inocente, o cómplice, seguir hablando de “excesos” o “errores” cuando el régimen sionista ha convertido a Gaza en un laboratorio de exterminio. Lo que estamos presenciando no es una guerra, es una masacre planificada, un genocidio, amparada por el capital imperialista y la impunidad garantizada por las potencias occidentales y los gobiernos árabes.

La eliminación sistemática de periodistas forma parte de la lógica colonial del ocupante: borrar los ojos y oídos del mundo para continuar el genocidio en las sombras. ¿Qué molesta de un periodista palestino? Que muestre la verdad: niños desmembrados, hospitales colapsados, madres gritando en medio de escombros. La barbarie, cuando es expuesta, genera solidaridad; por eso debe ser ocultada. Como enseñó Marx, “la violencia es la partera de toda sociedad antigua preñada de una nueva” (El Capital, Tomo I). En Gaza, la violencia no es transición: es instrumento de perpetuación del apartheid y del saqueo.

El Estado genocida de Israel actúa como enclave armado del imperialismo en Medio Oriente, no solo por razones geopolíticas, sino también por necesidad estructural del capital transnacional: mantener la región fragmentada, sometida y disponible para la extracción de recursos, la especulación armamentista y el control financiero. Cada periodista muerto es un paso más en la construcción de ese silencio funcional. Y cada gobierno que guarda silencio, desde Washington hasta Bruselas, pasando por la pusilánime diplomacia latinoamericana y la complicidad de los gobiernos árabes, es cómplice activo de ese crimen.

Lo ocurrido en Gaza no es una excepción, es la regla cuando el capital entra en crisis: se recurre al terror, se eliminan las voces disidentes, se naturaliza la muerte del otro. A los periodistas palestinos no se los mata por error, sino porque informan desde la trinchera de la humanidad. Son cronistas de la barbarie, y por eso deben ser suprimidos. La lucha por Palestina es la lucha contra la impunidad imperialista, contra el apartheid sionista y contra el capitalismo que financia y legitima la ocupación.

La indignación no basta. La clase trabajadora internacional debe romper con la neutralidad hipócrita y asumir que en Gaza se está decidiendo también su propio destino. Porque si matar periodistas se vuelve norma, entonces la verdad será siempre la del opresor. Y ya lo decía Engels: “La libertad no es más que el reconocimiento de la necesidad”. La necesidad hoy es resistir, denunciar y organizarse. Todo lo demás es complicidad disfrazada de moderación.

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