“Sin embargo, esta postura no fue unánime. Nueve países, entre ellos Argentina, Ecuador y Guatemala, decidieron abstenerse de firmar el comunicado. En Ecuador, el presidente Daniel Noboa adoptó una postura más cercana a Washington, resaltando la cooperación internacional en seguridad y la lucha contra el narcotráfico, mientras en Argentina, Javier Milei mostró un alineamiento implícito con la estrategia estadounidense a través de su acercamiento diplomático y político con Estados Unidos. Esta división refleja cómo ciertos gobiernos priorizan alianzas externas incluso frente a cuestionamientos sobre la soberanía regional.”
Por: Nicolás Romero Reeves
En septiembre de 2025, América Latina se encuentra ante una encrucijada histórica: mientras la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) reafirma su compromiso con la soberanía y la paz regional, varios gobiernos de derecha en la región se alinean con Estados Unidos en su estrategia de intervención militar en el Caribe. Esta división expone las tensiones internas sobre el modelo de integración regional y la autonomía frente a potencias extranjeras.
La CELAC, bajo la presidencia pro témpore de Colombia, emitió un comunicado en el que la mayoría de sus miembros expresó su profunda preocupación por el despliegue militar estadounidense en la región, calificándolo de contraria a los principios de no intervención y autodeterminación. Este pronunciamiento subraya el compromiso de los países de América Latina y el Caribe con la resolución pacífica de conflictos y con la defensa de la soberanía frente a cualquier intento de coerción externa.
Sin embargo, esta postura no fue unánime. Nueve países, entre ellos Argentina, Ecuador y Guatemala, decidieron abstenerse de firmar el comunicado. En Ecuador, el presidente Daniel Noboa adoptó una postura más cercana a Washington, resaltando la cooperación internacional en seguridad y la lucha contra el narcotráfico, mientras en Argentina, Javier Milei mostró un alineamiento implícito con la estrategia estadounidense a través de su acercamiento diplomático y político con Estados Unidos. Esta división refleja cómo ciertos gobiernos priorizan alianzas externas incluso frente a cuestionamientos sobre la soberanía regional.
La confrontación de posturas pone de manifiesto dos visiones: una que defiende la integración regional basada en la soberanía, la autodeterminación y la solución pacífica de controversias; y otra que busca alinearse con potencias extranjeras bajo la lógica de seguridad y cooperación militar, aunque ello implique tolerar intervenciones que más temprano de lo que creemos y deseamos, empujará a la región a un conflicto militar abierto.
La respuesta mayoritaria de la CELAC muestra que la idea de una política exterior autónoma latinoamericana aún cuenta con respaldo, pero la influencia de gobiernos aliados a Washington evidencia la fragilidad de la unidad regional ante presiones externas. La región enfrenta la necesidad de consolidar una visión común que priorice la paz, la soberanía y la cooperación entre sus pueblos, para evitar que intereses ajenos determinen su destino político y estratégico.