Sáb. Ago 2nd, 2025

El Autofact Laboral: listas negras 2.0 para un capitalismo que odia al trabajador organizado

Jul 16, 2025

Por Miguel Ángel Barrera

El emprendimiento chileno “Autofact Laboral” —difundido como una innovación “transparente” para facilitar procesos de contratación— no es más que la versión digitalizada de la vieja libreta negra del patrón. Un instrumento de vigilancia patronal que promete “informar” sobre demandas laborales, actividades sindicales y supuestos conflictos legales de trabajadores y trabajadoras.

Dicho en palabras claras: es una lista negra clasista, antisindical y represiva, pero ahora con diseño UX y video en Instagram.

El patrón quiere datos, no derechos. Este sistema, impulsado por empresarios como Felipe Malgue, ofrece al empleador un “perfil laboral” del postulante. ¿Qué incluye? Si demandó a su empleador anterior, si participó en una huelga; si lideró una negociación colectiva; si tiene “antecedentes conflictivos”. Es decir: todo aquello que el empresariado considera un riesgo… porque pone límites a su poder. Seguramente si Marx estuviera vivo nos alertaría, recordándonos que el capital teme al obrero consciente más que al delincuente.”

En esta lógica perversa, un trabajador que usó los canales legales para defender sus derechos es “peligroso”. Lo mismo ocurre con quien participa en un sindicato. Lo que debería ser una garantía democrática, es transformado en un indicador de “baja empleabilidad”.

Y así, se instala un sistema en el que: El patrón elige sin control, el trabajador es escaneado como mercancía, y la organización sindical se castiga como si fuera una falta.

Esto no es transparencia. Es represión algorítmica. ¿Y la Dirección del Trabajo? Aún sin dientes. La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) denunció esta práctica ante la Dirección del Trabajo. Pero todos sabemos cómo funciona: las sanciones son mínimas, la fiscalización es lenta, la ley laboral fue diseñada para “dialogar”, no para castigar al empleador, y el Ministerio de Trabajo no se mete con los que invierten en LinkedIn.

Mientras tanto, miles de trabajadores pueden quedar fuera del mercado por haber cometido el “crimen” de exigir lo que les corresponde.

Asi las cosas una vez más la tecnología que se suponía vendría a democratizar el poder, se trona en tecnología al servicio de la dominación de clase. No se trata de una aplicación aislada. Se trata de una tendencia global. El capital usa la tecnología para vigilar al trabajador, evaluar su obediencia, medir su “rentabilidad”, y ahora también: para marcarlo si protesta. El algoritmo sustituye al capataz. La app al gendarme. La planilla al sindicato, pero el resultado es el mismo: disciplinamiento social para inhibir la lucha social.

El “Autofact laboral” no tiene nada de progresista. No es “gestión de talento”. Es la reactivación encubierta de listas negras antisindicales, ahora con base de datos, IA y marketing emprendedor.

Esto no es un avance. Es un retroceso disfrazado. Un intento del capital por silenciar toda resistencia en el lugar de trabajo, a través del miedo, la exclusión y la estigmatización.

Frente a esta ofensiva, la respuesta debe ser clara: prohibición inmediata de este sistema, sanción ejemplar a quienes lo usen, protección real al derecho a organizarse, y sobre todo: unidad de la clase trabajadora para enfrentar la dictadura del algoritmo.

No hay duda alguna, si Lenin tuviera un Tik Tok nos recordaría que no hay neutralidad tecnológica en la lucha de clases: o libera, o reprime.

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