La guerra en Palestina entra en su décimo mes con un saldo devastador para la población civil. Más de 38.000 palestinos han sido asesinados —en su mayoría mujeres, niños y ancianos— y el enclave de Gaza ha sido reducido a escombros bajo el peso de los bombardeos sistemáticos de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI). En Cisjordania, la situación no es menos grave: ejecuciones extrajudiciales, demoliciones de viviendas, detenciones masivas y represión cotidiana forman parte de la rutina del apartheid.
Mientras tanto, los medios occidentales titulan con cuidado: “conflicto”, “enfrentamiento”, “guerra”. Pero la realidad es cruda: se trata de una limpieza étnica, ejecutada con tecnología militar de última generación, financiada y avalada por Estados Unidos y la Unión Europea.
¿Guerra? No. Ocupación y resistencia
La narrativa dominante habla de “guerra” como si existiera simetría entre un Estado colonial con armamento nuclear y una población civil cercada, empobrecida y desplazada. Pero no hay dos ejércitos. Hay un agresor con tanques y aviones F-35 y un pueblo sitiado que resiste con túneles, piedras y dignidad.
Como afirmaba Lenin en El imperialismo, fase superior del capitalismo:
“Los monopolios, el capital financiero, la exportación de capital, la repartición del mundo: esas son las características esenciales del imperialismo.”
Israel es el enclave militar del imperialismo en Medio Oriente, protegido porque garantiza la subordinación de los pueblos árabes al orden financiero mundial. Palestina es el territorio que se resiste.
En paralelo a la masacre en Gaza, Cisjordania vive una intensificación del control militar y la colonización:
- Más de 600 palestinos asesinados por soldados o colonos desde octubre.
- Más de 3.000 presos políticos sin juicio.
- Campesinos desplazados de sus tierras por colonos armados.
- Niños arrestados y torturados.
La Autoridad Nacional Palestina, fragmentada y desacreditada, no representa ya una verdadera alternativa. La resistencia se ha vuelto local, comunitaria, desesperada.
El rol de EE.UU. y la Unión Europea: cómplices activos
Ni una sola sanción ha sido impuesta contra Israel por los crímenes cometidos. Al contrario:
- EE.UU. ha enviado más de 26 mil millones de dólares en ayuda militar a Israel desde octubre de 2023.
- Alemania y Reino Unido han aumentado sus exportaciones de armas al Estado sionista.
- El Consejo de Seguridad de la ONU ha sido saboteado sistemáticamente por el veto estadounidense.
Como escribió Marx en 1853, ante las masacres británicas en India:
“Inglaterra destruyó la India no solo con cañones, sino con teorías morales hipócritas.”
Hoy, ese rol lo cumplen los discursos sobre “el derecho a defenderse” y “la lucha contra el terrorismo”.
Conclusión: Palestina no está sola, pero sigue resistiendo sola
El pueblo palestino ha sido abandonado por los gobiernos del mundo, pero no por los pueblos. Miles de manifestaciones en América Latina, Europa, África y Asia han denunciado el genocidio. Se multiplican los llamados a boicotear, desinvertir y sancionar a Israel (BDS).
La causa palestina no es solo nacional, es internacional. Porque si Palestina cae, triunfa la barbarie imperial. Y si Palestina resiste, lo hace en nombre de todos los pueblos que luchan contra la opresión, la ocupación y el capital.