Por Equipo El despertar
“Al abrazar a Israel sin condiciones, Milei no solo traiciona la historia argentina de solidaridad con los pueblos del Sur Global, sino que legitima el apartheid, el colonialismo y el genocidio.“
En el acto de conmemoración por los 31 años del atentado a la AMIA, el presidente argentino Javier Milei reafirmó su alineamiento político, militar y cultural con el Estado genocida de Israel, a quien calificó como “baluarte de la civilización occidental frente a la barbarie”.
Lejos de un homenaje sobrio a las víctimas del atentado de 1994, el evento fue utilizado como tribuna de propaganda pro-israelí, con un claro objetivo: consolidar la narrativa de guerra permanente contra el mundo árabe, islámico y rebelde al orden imperial.
Desde su llegada al poder, Milei ha intentado convertir a Argentina en una colonia voluntaria del capital financiero global, del Pentágono y del sionismo internacional y lo ha hecho con gestos concretos: trasladó la embajada argentina a Jerusalén, violando el consenso de la ONU; aprobó acuerdos militares con Israel mientras este comete crímenes de guerra en Gaza; criminalizó el apoyo a Palestina en Argentina, vinculándolo con el “terrorismo”; y convirtió el discurso de la “civilización judeocristiana” en eje de su retórica anticomunista y racista.
Milei no apoya a Israel por principios: lo hace por ideología reaccionaria y por obediencia geopolítica. El mismo Estado que Milei llama “ejemplo moral” es responsable de más de 60.000 muertos en Gaza desde octubre de 2023; ataques deliberados contra hospitales, escuelas y campamentos de refugiados; asesinatos sistemáticos de periodistas y personal médico; y expulsiones forzadas y limpieza étnica en Cisjordania y Jerusalén Este, entre otros crimenes de guerra y genocidio..
Al abrazar a Israel sin condiciones, Milei no solo traiciona la historia argentina de solidaridad con los pueblos del Sur Global, sino que legitima el apartheid, el colonialismo y el genocidio.
El atentado a la AMIA en 1994 fue una tragedia que dejó 85 muertos y cientos de heridos.
Pero desde entonces, el aparato judicial, mediático y político argentino ha convertido esa tragedia en instrumento geopolítico para perseguir a Irán, Hezbollah, Siria, y ahora Palestina, sin pruebas concluyentes, pero con un objetivo claro: insertar a Argentina como satélite regional del eje EE.UU.–Israel.
En este contexto, la memoria de las víctimas no puede ser usada para justificar guerras, racismo ni ocupación, ya que no se honra la AMIA apoyando a quienes hoy bombardean hospitales y masacran niños.
Cada palabra de Milei en este acto confirma que su gobierno es un enclave ideológico del neofascismo global, una pieza útil del imperialismo que usa el terrorismo como excusa para militarizar, reprimir y subordinar. Y su respaldo a Israel no es un gesto de soberanía, sino una genuflexión obscena ante el poder colonial.
El pueblo argentino debe tener memoria, no solo de la AMIA, sino de todas las víctimas del imperialismo:
en America Latina, en Africa, en Gaza, en Beirut, en Kabul, en Bagdad, en Hiroshima y Nagasaky. Porque el verdadero terrorismo es el que se ejerce desde arriba, con tanques, dólares y mentiras.