Este siglo vio el comienzo del declive económico de Estados Unidos, que ya no
posee el poder económico del siglo pasado. A pesar de su ilusión de que, con el
fin de la URSS, podrían reinar como la única superpotencia mundial, esta ilusión
se desvaneció rápidamente al descubrir la existencia de los BRICS: una alianza,
por primera vez, entre China, Rusia, Brasil y muchos otros países.
Por Emir Sader
La primera mitad del siglo XXI es un período histórico especial, debido al colapso
de la omnipotencia que el imperialismo estadounidense demostró en la segunda
mitad del siglo pasado.
Fue, sin duda, la mayor potencia política, económica y militar del mundo. Este
poder solo se vio quebrantado en circunstancias específicas, como la guerra de
Vietnam y la guerra de Cuba.
La Guerra Fría permitió un equilibrio entre el bando imperialista y el bando
soviético, por razones militares. Desde que la URSS obtuvo acceso a la bomba
atómica, las dos superpotencias pudieron aniquilarse mutuamente. De ahí la
Guerra Fría y el equilibrio entre las dos mayores potencias del mundo.
El mundo volvió a estar dividido en dos bloques. Pero esta vez, la relación entre
ellos era diferente. Si durante la Guerra Fría, la superioridad económica de
Estados Unidos era evidente, ahora prevalece la fuerza económica de China. Si
durante la Guerra Fría, el único equilibrio entre ambos bloques era militar, ahora,
ante los BRICS, también es político y económico.
Los aliados tradicionales de Estados Unidos también están relativamente
debilitados: Europa, penetrada por movimientos de extrema derecha que están
desgarrando la unidad política de sus países.
Mientras tanto, la lista de países que solicitan unirse a los BRICS no hace más
que crecer, incluyendo aliados históricos de Estados Unidos, como Arabia Saudita
y otros países productores de petróleo.
El nuevo equilibrio global es diferente al de la Guerra Fría anterior. Esta vez, el
poder estadounidense está en declive. Su tendencia no es hacia el fortalecimiento,
sino hacia el debilitamiento, tanto económico como político. Sigue siendo el mayor
mercado de consumo del mundo y la mayor potencia militar. Por lo tanto,
probablemente sea más preciso hablar de declive que de decadencia.
Aunque es probable que la tendencia cambie de declive a decadencia si las
tendencias actuales se confirman y consolidan. La tendencia económica apunta a
que China también se convierta en la mayor potencia económica del mundo. Brasil
se consolidará como potencia intermedia emergente. Al igual que los BRICS se
expandirán, con la incorporación de un número cada vez mayor de países.
