¿Dónde crece el empleo? En salud (+7,6%), manufactura (+5,7%) y comunicaciones (+22,8%). Pero por categoría, el avance se concentra tanto en asalariados formales (+1,4%) como, aquí el punto, en asalariados informales (+5,6%). Traduzcamos: el número “verde” trae dentro una canasta de contratos frágiles, metas y externalizaciones. Si el empleo que crece no trae derechos, no es mejora: es rotación de precariedad.
Por Equipo El Despertar
El INE reporta una tasa de desocupación de 8,6% para junio–agosto, 0,3 puntos menos en 12 meses, con ocupados creciendo 1,3% y la fuerza de trabajo 0,9% (fuente: INE). En la RM el desempleo quedó en 8,9% (-0,3 pp.). Podrían ser números positivos pero la letra chica estropea el festejo: entre las mujeres la desocupación apenas baja 0,1 pp. y se queda en 9,3%, por sobre el promedio; en los hombres cae a 8,0% (-0,5 pp.).
El “mejoramiento” convive con un mercado segmentado: participación femenina 52,8% versus 71,3% en hombres; ocupación femenina 47,9% (hombres 65,6%). Y cuando sí trabajan, ellas lo hacen menos horas: 34,1 promedio frente a 39,2 de ellos. No es virtud de eficiencia: es crisis de cuidados y tiempo no remunerado sosteniendo la economía. Como recordó Silvia Federici, el capital se apoya en trabajo reproductivo no pagado; cuando “entra” al mercado, su costo se traspasa a los hogares.
Otro dato que explica la brecha: las desocupadas crecen 0,6% impulsadas por las que buscan empleo por primera vez (+13,5%). Más mujeres golpeando una puerta que no se abre al ritmo necesario. Marx lo definió con precisión clínica: la superpoblación relativa forma el “ejército industrial de reserva” que disciplina salarios y condiciones ( El Capital, Obras Escogidas, Progreso, 1980). La tasa baja un poco; la presión a la baja de los sueldos se mantiene.
¿Dónde crece el empleo? En salud (+7,6%), manufactura (+5,7%) y comunicaciones (+22,8%). Pero por categoría, el avance se concentra tanto en asalariados formales (+1,4%) como, aquí el punto, en asalariados informales (+5,6%). Traduzcamos: el número “verde” trae dentro una canasta de contratos frágiles, metas y externalizaciones. Si el empleo que crece no trae derechos, no es mejora: es rotación de precariedad.
La informalidad se mantiene alta: 26% de ocupación informal (-0,4 pp.), con mujeres informales levemente al alza (+0,3%) y hombres a la baja (-0,3%). La mayor incidencia sectorial está en servicios administrativos y de apoyo (+13,7%), y cae en comercio (-3,9%). Por categoría, pega con fuerza en asalariados privados (+7,3%), mientras cuenta propia femenina retrocede (-3,4%). El retrato: más subcontrato y polifunciones bajo jerarquías privadas.
Horas trabajadas totales suben 1,3% y el promedio apenas 0,1 pp. (a 37 horas). ¿Sirve? Depende: sin negociación colectiva sectorial, salarios piso por hora y jornada, fiscalización real y un Sistema Nacional de Cuidados que libere tiempo a las mujeres, la “recuperación” es contable. Como enseñó Nancy Fraser, si el presupuesto ignora el cuidado, reproduce la desigualdad.
Conclusión: bajar la tasa sin tocar la estructura es cambiar el rótulo, no el contenido. Menos desempleo con fuerza laboral femenina comprimida, informalidad terca y brecha de tiempo no es victoria: es administración de la escasez. Marx y Engels lo dijeron sin perfume: “Las ideas dominantes… son las ideas de la clase dominante.” Llaman “mejora” a lo que apenas alivia las estadísticas y mantiene la disciplina sobre el trabajo.
