Dom. Dic 7th, 2025

Natalidad en caída: expertos neoliberales piden flexibilidad laboral, sala cuna universal y acceso a vivienda

Dic 2, 2025

La flexibilidad aparece como eslabón clave. El mercado laboral chileno sigue favoreciendo jornadas largas y rígidas, lo que hace “costosa y poco valorada” la conciliación. Para que la flexibilidad no sea un privilegio marginal, los expertos proponen cambios en reglas y costos que permitan ajustar horarios, teletrabajo o jornadas parciales sin penalizar salarios ni carreras. Esa agenda solo funciona si se acompaña de una corresponsabilidad real en el hogar y en la empresa: que el cuidado no recaiga exclusivamente en las mujeres.

Por Equipo El Despertar

Las señales están por todas partes: peluquerías de niños convertidas en centros estéticos para mascotas, tiendas pet friendly y hasta carros de supermercado adaptados para entrar con animales. Detrás de esa postal cotidiana hay un dato duro: según el INE, entre 2023 y 2024 los nacimientos cayeron 11,3% y en regiones como Valparaíso y Ñuble las defunciones ya superan a los nacimientos. Con 154.441 nacidos vivos el último año (78.306 hombres y 76.127 mujeres), la tendencia abre una pregunta de política pública que dejó de ser teórica.

Para ponerla sobre la mesa, el Centro de Políticas Públicas UC, el Centro de Estudios Públicos y Espacio Público convocaron a una inédita reunión de especialistas. El diagnóstico común fue claro: la baja natalidad no se revierte con medidas aisladas ni campañas simbólicas, sino con cambios estructurales que reduzcan los costos, económicos y de tiempo, de criar y que transformen las reglas del trabajo y del cuidado. En palabras de la conclusión conjunta, flexibilidad laboral, equidad de género y apoyos económicos sostenidos, sumados a mejor acceso a la vivienda, son el corazón de cualquier estrategia seria.

La flexibilidad aparece como eslabón clave. El mercado laboral chileno sigue favoreciendo jornadas largas y rígidas, lo que hace “costosa y poco valorada” la conciliación. Para que la flexibilidad no sea un privilegio marginal, los expertos proponen cambios en reglas y costos que permitan ajustar horarios, teletrabajo o jornadas parciales sin penalizar salarios ni carreras. Esa agenda solo funciona si se acompaña de una corresponsabilidad real en el hogar y en la empresa: que el cuidado no recaiga exclusivamente en las mujeres.

La equidad de género se aborda como principio estructural. No alcanza con mitigar costos; hay que transformar roles y eliminar incentivos a la discriminación. Por eso la universalización del derecho a sala cuna para todos los trabajadores con hijos menores de dos años asoma como una medida con impacto inmediato. “El costo de la sala cuna, al estar asociado solo a la mujer, actuaba como penalización que reducía sus oportunidades de empleo. Al universalizar este derecho, se nivela la cancha en los costos de contratación”, explicó Valentina Paredes, directora de Espacio Público. El mensaje es también cultural: el cuidado como responsabilidad compartida.

Los apoyos económicos son el segundo pilar, pero con una advertencia. “Beneficios aislados tienen un impacto muy marginal, si es que lo tienen. Los costos directos e indirectos de tener un hijo superan con creces cualquier aporte puntual”, dijo Ignacio Cáceres, del Centro de Políticas Públicas UC. La experiencia de Francia y Alemania sugiere que combinaciones de asignaciones por hijo, beneficios tributarios y subsidios al cuidado infantil, sostenidas en el tiempo y enmarcadas en una política familiar integral, son más eficaces. En Chile existen instrumentos —Asignación Familiar, rebajas por educación, Bono por Hijo—, pero dispersos y difíciles de internalizar en decisiones familiares.

El acceso a vivienda aparece como factor decisivo en los planes de crianza. La recomendación es facilitar créditos e hipotecas para el acceso temprano a la propiedad y atacar las barreras que han encarecido y restringido el acceso en la última década. Cáceres lo sintetizó como prioridad para el próximo gobierno, junto con reforzar y dotar de presupuesto al Sistema Nacional de Apoyos y Cuidados, que debiera articular de manera más clara los mecanismos de apoyo a las familias.

Las propuestas incluyen, además, igualar la edad de jubilación entre hombres y mujeres y postergar gradualmente la edad oficial de retiro, con incentivos para prolongar la vida laboral y con un mercado de trabajo que ofrezca opciones reales a los mayores. También sugieren ampliar el acceso a técnicas de reproducción asistida en un contexto de maternidad más tardía, avanzando en cobertura y regularización, y sumar medidas de prevención de la infertilidad desde la atención primaria.

Junto a lo programático, los expertos subrayan la importancia de cómo se comunica este desafío. “No creo que deba abordarse desde la noción de ‘crisis’ ni enfocarse solo en un tipo de familias”, advirtió Cáceres. El cambio demográfico exige replantear enfoques de cohesión social y una invitación amplia a la responsabilidad compartida. La mirada territorial también importa: más regiones muestran saldo demográfico negativo y requieren respuestas a escala local.

El consenso final no es una receta, pero sí una hoja de ruta: sin políticas sostenibles que reduzcan el costo de criar, eliminen incentivos a discriminar, repartan el tiempo de cuidado y acerquen la vivienda, la curva de nacimientos seguirá cayendo. Con ellas, no hay garantías automáticas, pero sí una condición de posibilidad: que tener hijos no sea una apuesta temeraria para las familias y que el país deje de improvisar frente a un cambio que ya está en curso.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *