El jurado valoró su capacidad de hacer del muralismo una escuela viva y colectiva, que trascendió las galerías y museos para instalarse en la calle como un arte al servicio del pueblo. “Su estilo pictórico ha democratizado el arte y lo ha acercado a la comunidad, reflejando un compromiso profundo con la participación social y la construcción de una sociedad más justa”, señaló la cartera que encabeza Carolina Arredondo.
Por Equipo El Despertar
El muralista Alejandro “Mono” González, uno de los artistas más emblemáticos del país, fue distinguido con el Premio Nacional de Artes Plásticas 2025, convirtiéndose en el primer creador proveniente del arte popular en recibir el máximo reconocimiento en esta disciplina. El anuncio fue realizado por el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio, que destacó su aporte a la memoria visual y social de Chile.
Egresado de la Universidad de Chile, González es una figura central en la historia del muralismo nacional. Su nombre está indisolublemente ligado a la Brigada Ramona Parra, colectivo artístico y político de las Juventudes Comunistas de Chile, que marcó la escena cultural en las décadas de 1960 y 1970 con intervenciones en el espacio público cargadas de simbolismo social y político. Entre sus obras más recordadas se cuentan el mural de la estación Parque Bustamante del Metro de Santiago y la icónica colaboración con Roberto Matta en 1971, titulada “El primer Gol del Pueblo Chileno”.
El jurado valoró su capacidad de hacer del muralismo una escuela viva y colectiva, que trascendió las galerías y museos para instalarse en la calle como un arte al servicio del pueblo. “Su estilo pictórico ha democratizado el arte y lo ha acercado a la comunidad, reflejando un compromiso profundo con la participación social y la construcción de una sociedad más justa”, señaló la cartera que encabeza Carolina Arredondo.
El reconocimiento a González es también un gesto político y cultural: valida al muralismo como una de las expresiones más potentes del arte chileno contemporáneo y reivindica la tradición de un arte ligado a las luchas sociales. En un momento en que el debate cultural atraviesa discusiones sobre elitización y acceso, este premio representa un reconocimiento a la memoria colectiva y a la dimensión transformadora del arte.
Con una trayectoria de más de medio siglo, “Mono” González no solo ha pintado muros: ha forjado imaginarios. Sus colores, figuras y trazos expresan la historia de un pueblo que se organizó en torno a ideales de justicia y dignidad. Que hoy el Estado lo reconozca con el máximo galardón artístico del país es, al mismo tiempo, un homenaje a toda una tradición de arte popular que encontró en los muros el lienzo de su resistencia.