Dom. Dic 7th, 2025

Trump insinúa “decisión” sobre Venezuela: el narcotráfico como coartada y el petróleo como botín

Nov 15, 2025

El libreto es viejo: coartada humanitaria o antidrogas, despliegue naval, presión diplomática y ultimátum. En clave marxista, no hay misterio: “el Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa” (Marx y Engels, Manifiesto, Obras Escogidas, Progreso, 1980). En este caso esos “negocios” se llaman petróleo, oro y otras riquezas que Trump desea para el Capital Transnacional, sanciones financieras, control de rutas energéticas y disciplinamiento de gobiernos no alineados. Lenin y Luxemburgo definieron el imperialismo como la fase de dominación de monopolios y capital financiero sobre territorios, mercados y cuerpos, y el despliegue que hoy rodea al Caribe, con portaaviones y caza furtivos, no es un error de cálculo; es el método. Bajo el relato “antinarco” se normaliza la intervención extraterritorial, se erosiona la Carta de la ONU y se ensaya una doctrina Monroe 2.0 con fuegos artificiales.

Por Equipo El despertar

El presidente de EE.UU., Donald Trump, afirmó que “en cierto modo” ya decidió sus próximos pasos respecto a Venezuela, un día después de lanzar la fase “Lanza del Sur” en el Pacífico y el Caribe y de desplegar el USS Gerald Ford, el portaaviones más grande del mundo, en la región. Washington asegura, sin credibilidad ni prueba alguna, que su objetivo es frenar el tráfico de drogas; en paralelo, ha llevado a cabo 21 ataques ilegales con un saldo de al menos 80 asesinatos, movilizó F-35 a Puerto Rico y anunció ejercicios con Trinidad y Tobago. Caracas teme que el dispositivo encubra una operación para derrocar a Nicolás Maduro y ha movilizado a todo el pueblo venezolano para repeler cualquier posible ataque; CBS News reportó que el alto mando del imperio presentó a Trump opciones actualizadas, incluidos ataques terrestres. El 2 de noviembre el régimen de Trump restó importancia a “entrar en guerra”, pero reiteró que los días del Presidente Nicolas Maduro “están contados”. Para Gustavo Petro, y para la mayor parte del mundo, el fin último es “apoderarse de la riqueza petrolera de Venezuela y desestabilizar América Latina”.

El libreto es viejo: coartada humanitaria o antidrogas, despliegue naval, presión diplomática y ultimátum. En clave marxista, no hay misterio: “el Estado moderno no es más que una junta que administra los negocios comunes de toda la clase burguesa” (Marx y Engels, Manifiesto, Obras Escogidas, Progreso, 1980). En este caso esos “negocios” se llaman petróleo, oro y otras riquezas que Trump desea para el Capital Transnacional, sanciones financieras, control de rutas energéticas y disciplinamiento de gobiernos no alineados. Lenin y Luxemburgo definieron el imperialismo como la fase de dominación de monopolios y capital financiero sobre territorios, mercados y cuerpos, y el despliegue que hoy rodea al Caribe, con portaaviones y caza furtivos, no es un error de cálculo; es el método. Bajo el relato “antinarco” se normaliza la intervención extraterritorial, se erosiona la Carta de la ONU y se ensaya una doctrina Monroe 2.0 con fuegos artificiales.

El movimiento entraña riesgos inmediatos: escalada militar por incidente, debilitamiento del multilateralismo y derrame de violencia sobre rutas civiles y fronteras. Si el objetivo fuera el narcotráfico, EE.UU. atacaría flujos financieros, paraísos fiscales y puertos logísticos, no lanchas con pescadores artesanales ni titulares. Si fuera la “democracia”, levantaría el cerco económico que castiga a la población de Cuba Y la República Bolivariana de Venezuela y dejaría de apoyar y sostener de manera cómplice el genocidio contra el pueblo palestino. Pero cuando la brújula real es el petróleo y la disuasión geopolítica, el mensaje es para toda la región: o se alinean, o hay costo. “Entre derechos iguales decide la fuerza” (Marx, El Capital, t. I, Obras Escogidas). La pregunta es quién organiza la suya: CELAC como Zona de Paz, coordinación jurídico-diplomática hemisférica y defensa efectiva de la no injerencia. O el vacío lo llenará el portaaviones.

La realidad material manda: sin soberanía energética y financiera, el derecho internacional es sermón vacío; sin bloque regional y movilización social, la paz es papel. Trump ya dijo que “en cierto modo” decidió. América Latina también debe decidir: si tolera otra intervención por entregas o cierra filas en defensa de su propio futuro.

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