Dom. Ago 3rd, 2025

Masar Badil denuncia la farsa de Abbas: el pueblo palestino no necesita un consejo de administración colonial.

Jul 22, 2025

La declaración de Masar Badil desmonta la farsa del Consejo Nacional promovido por Abbas y denuncia con claridad la función colaboracionista de la ANP. Lejos de avanzar en la unidad nacional, el proyecto de Ramallah busca sofocar la resistencia, simular institucionalidad y facilitar nuevos pactos con el enemigo.

Por Equipo El Despertar

El movimiento revolucionario Masar Badil (Camino Alternativo Palestino) emitió una contundente declaración denunciando el intento del presidente de facto de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmoud Abbas, de reorganizar un nuevo Consejo Nacional Palestino (CNP) con el respaldo de fuerzas árabes reaccionarias y patrocinio de potencias occidentales. Para Masar Badil, este no es un paso hacia la unidad, sino una maniobra para prolongar la colaboración con el sionismo y desactivar la resistencia popular.

Frente a la ocupación militar, el cerco económico y el genocidio abierto contra Gaza, Abbas y su círculo negocian nuevas estructuras burocráticas mientras el pueblo muere y resiste. Para Masar Badil, esto es más que traición: es una renovación del proyecto de Oslo, con otro nombre y la misma servidumbre.

Desde la firma de los Acuerdos de Oslo en los 90, la ANP ha funcionado como una policía local del régimen colonial israelí. Tiene bandera, uniforme y pasaporte, pero no controla fronteras, ni aire, ni agua, ni territorio real. Lo que sí controla es a su propio pueblo: reprime, persigue y criminaliza la resistencia en nombre de la “coexistencia” y de los estupendos salarios que reciben a cambio.

Como escribió Marx en La guerra civil en Francia, refiriéndose al Estado burgués: “El gobierno se convierte en una agencia de los intereses de la clase dominante, un instrumento de represión contra el pueblo.” En el caso palestino, la ANP se ha convertido en un subcontratista del proyecto sionista, bajo el formato de “autoridad civil”.

Masar Badil denuncia que el nuevo “Consejo Nacional” promovido por Abbas está compuesto por figuras afines al régimen de Ramallah, excluye sistemáticamente a fuerzas revolucionarias, a la diáspora y a los movimientos de resistencia real, como el propio Masar, el Frente Popular (FPLP) o las organizaciones de jóvenes y prisioneros.

No se trata de representar al pueblo palestino: se trata de construir una legitimidad simulada para seguir negociando la entrega de Palestina a plazos. El Consejo no representa la voluntad nacional, sino la necesidad del imperialismo de controlar la narrativa desde dentro.

Masar Badil propone otra vía: una ruptura con los Acuerdos de Oslo, con la ANP y con todo el aparato colaboracionista. Su propuesta es clara: reconstrucción de un movimiento nacional e internacional palestino desde las bases, con participación real de la juventud, las mujeres, los refugiados y las fuerzas armadas de resistencia.

Este proyecto no es sólo político, sino económico: el sionismo es un proyecto colonial de acumulación, y solo puede ser enfrentado con una estrategia popular, socialista y antiimperialista.

Como decía Lenin: “Todo pueblo oprimido que no luche por su emancipación reproduce en su seno la dominación del capital imperialista.” (La revolución socialista y el derecho de las naciones a la autodeterminación). Y eso es lo que Masar Badil combate: la reproducción del dominio sionista bajo formas palestinas.

La declaración de Masar Badil desmonta la farsa del Consejo Nacional promovido por Abbas y denuncia con claridad la función colaboracionista de la ANP. Lejos de avanzar en la unidad nacional, el proyecto de Ramallah busca sofocar la resistencia, simular institucionalidad y facilitar nuevos pactos con el enemigo.

La verdadera unidad palestina no vendrá de asambleas decorativas, sino de la lucha organizada del pueblo, en Gaza, en Cisjordania, en los campos de refugiados y en la diáspora. La liberación de Palestina será el resultado de una guerra anticolonial prolongada, no de una agenda diplomática impuesta por quienes negocian sobre los cadáveres de su propio pueblo.

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