Sáb. Sep 13th, 2025

Despidos en Chile suben 20%: la crisis la pagan los trabajadores, las ganancias siguen intactas

Ago 26, 2025

El discurso empresarial se repite como un mantra: “hay que ajustarse a la realidad del mercado”. Pero en ese ajuste nunca aparecen los sueldos de los gerentes, los dividendos de los accionistas ni las bonificaciones de los directorios. El sacrificio, en el lenguaje del capital, siempre es ajeno. Y el Estado, lejos de actuar como protector de los trabajadores, funciona como garante de ese orden: flexibilizando normas, promoviendo reconversiones ficticias y aplaudiendo cuando la cesantía se maquilla como “emprendimiento”.

Por Equipo El Despertar

El último informe de la Dirección del Trabajo revela que los despidos en Chile aumentaron un 20% durante junio de este año. Los números, que a primera vista parecen un dato técnico más de la coyuntura económica, son en realidad la confirmación de una ley estructural del capitalismo: cada vez que las empresas sienten que la tasa de ganancia tiembla, la “solución” es ajustar por el lado del trabajo. Es decir: despedir, precarizar, despedazar la vida obrera.

Lo curioso, aunque no sorprendente, es que las utilidades de los grandes grupos empresariales no han caído en la misma proporción. Por el contrario, en sectores como la banca y la minería se mantienen robustas. Marx lo explicó con precisión en El Capital: la fuerza de trabajo es la mercancía especial cuya explotación sostiene toda la acumulación, y cuando esa acumulación se ve amenazada, lo primero que se descarta no son las utilidades de los patrones, sino los puestos de trabajo de los asalariados.

El discurso empresarial se repite como un mantra: “hay que ajustarse a la realidad del mercado”. Pero en ese ajuste nunca aparecen los sueldos de los gerentes, los dividendos de los accionistas ni las bonificaciones de los directorios. El sacrificio, en el lenguaje del capital, siempre es ajeno. Y el Estado, lejos de actuar como protector de los trabajadores, funciona como garante de ese orden: flexibilizando normas, promoviendo reconversiones ficticias y aplaudiendo cuando la cesantía se maquilla como “emprendimiento”.

Este aumento de despidos no es coyuntural, sino parte de la dinámica general de un sistema que convierte la inestabilidad en norma. La llamada “rotación laboral” es en realidad una estrategia de disciplinamiento: mantener a la clase trabajadora en la inseguridad permanente, obligada a aceptar condiciones cada vez más degradantes. Como decía Engels, el ejército de desempleados actúa como látigo contra quienes aún conservan empleo: un recordatorio vivo de que resistirse al patrón puede costar la subsistencia.

El verdadero trasfondo es que Chile sigue atrapado en un modelo económico basado en la exportación de materias primas y servicios precarizados, incapaz de generar empleo estable y con derechos. En ese marco, los despidos masivos no son accidente: son condición de funcionamiento. Mientras no se rompa con la lógica de la acumulación capitalista, cada crisis la seguirán pagando los mismos: los trabajadores.

En suma, el alza del 20% en los despidos es otra cara del mismo rostro: un país donde las ganancias son privadas y las pérdidas se socializan. Y mientras el pueblo es empujado a la cesantía, los empresarios continúan brindando en sus directorios. El capitalismo chileno confirma, una vez más, que no hay “ajuste” inocente: siempre se trata de ajustar el cuello del obrero para engordar el bolsillo del patrón.

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