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Milei en la cuerda floja: corrupción en discapacidad erosiona su base electoral a días de las legislativas

Ago 27, 2025

La mecánica denunciada es escandalosa en su crudeza. Según Diego Spagnuolo, exdirector de la ANDIS, proveedores de medicamentos eran obligados a pagar un 8% de “retorno”, de los cuales un 3% iba a Karina Milei y un 1% a la operatoria interna. La droguería Suizo Argentina, vinculada a Eduardo “Lule” Menem, primo del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem, habría sido pieza clave en la triangulación. Spagnuolo incluso asegura haber advertido a Milei sobre el “choreo”.

Por Equipo El Despertar

Mientras cristina Kirchner vive su condena sin que hasta ahora haya una prueba en su contra, el llamado “Caso Spagnuolo” se transformó en una bomba de tiempo para Javier Milei. A días de las elecciones legislativas, el presidente argentino enfrenta un escándalo de corrupción que golpea el corazón de su gestión y alcanza a su círculo íntimo: su hermana y secretaria general de la Presidencia, Karina Milei. Audios filtrados, peritajes judiciales y allanamientos exponen un entramado de sobreprecios en medicamentos para personas con discapacidad, con retornos millonarios y presuntos sobornos.

Las cifras de la encuesta de Management & Fit son lapidarias: un 73% de los bonaerenses considera grave o muy grave el caso, el 60% responsabiliza directamente al Gobierno y a Karina Milei, y más de un tercio de los propios votantes de La Libertad Avanza admite que el episodio los sacude. En una elección polarizada, hasta un 10% de fuga o abstención puede ser decisivo. El daño no se limita a la opinión pública: mina el discurso de Milei como cruzado anticasta, mientras la “casta” parece estar en su propia oficina presidencial.

La mecánica denunciada es escandalosa en su crudeza. Según Diego Spagnuolo, exdirector de la ANDIS, proveedores de medicamentos eran obligados a pagar un 8% de “retorno”, de los cuales un 3% iba a Karina Milei y un 1% a la operatoria interna. La droguería Suizo Argentina —vinculada a Eduardo “Lule” Menem, primo del presidente de la Cámara de Diputados, Martín Menem— habría sido pieza clave en la triangulación. Spagnuolo incluso asegura haber advertido a Milei sobre el “choreo”.

La justicia ya incautó dólares, celulares y hasta una máquina de contar billetes en allanamientos, mientras el abogado Gregorio Dalbón presentó denuncias por asociación ilícita, cohecho y defraudación. El Gobierno reaccionó despidiendo a Spagnuolo y anunciando una auditoría en la ANDIS, pero la magnitud de las pruebas y los vínculos políticos hacen que el daño esté lejos de contenerse.

Desde un análisis marxista, lo ocurrido no es un “desvío moral” de un gobierno que prometió “barrer con la casta”. Es la confirmación de que el capitalismo dependiente y sus gestores políticos viven del saqueo, incluso del presupuesto destinado a los sectores más vulnerables. Como escribió Marx en El 18 Brumario, las revoluciones burguesas se disfrazan de virtud para encubrir su pillaje. Milei, que gritaba contra la casta, aparece hoy atrapado en la forma más obscena de esa casta: el negocio con la salud de los pobres y discapacitados.

La paradoja es brutal: el libertarismo que prometía motosierra para “eliminar parásitos estatales” no recortó a la casta, sino que montó su propia red parasitaria dentro del Estado. A días de las elecciones, el caso amenaza no solo la credibilidad del gobierno, sino la viabilidad del proyecto libertario como relato político. Y aunque el oficialismo intente tapar el incendio con auditorías y frases de ocasión, la frase de Spagnuolo —“todo, todo se la quedan ellos, pero la firma la pongo yo”— quedará grabada como la radiografía de un poder que convirtió el Estado en botín privado.

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