El gobierno del Presidente Nicolás Maduro ha denunciado que el Imperio Estadounidense busca crear condiciones para una intervención armada, utilizando campañas mediáticas y movimientos militares como instrumentos de presión. Frente a esta amenaza, la respuesta no proviene solo de las Fuerzas Armadas, sino del pueblo organizado: campesinos, trabajadores, estudiantes y también adultos mayores se suman a la Milicia para reforzar la defensa nacional.
Por Equipo El Despertar
En un gesto que recorre el continente como símbolo de dignidad, Luisa Lerma Hernández, de 83 años, se inscribió en la Milicia Bolivariana, dejando en claro que la defensa de Venezuela frente a las agresiones imperialistas no tiene edad ni límites. Mientras el régimen de Washington intensifica su despliegue militar en el Caribe, el pueblo venezolano responde con organización, conciencia y firmeza.
La escena fue registrada en Caracas: cuaderno y lápiz en mano, militares bolivarianos inscribían a civiles y campesinos en los registros de la Milicia. Allí, Luisa Lerma entregó sus datos personales, mostrando la decisión de quienes, más allá de su avanzada edad, asumen que la patria se defiende con la vida misma. Lejos de ser una curiosidad, su gesto sintetiza lo que Caracas ha denominado la “guerra de todo un pueblo”, doctrina de resistencia frente al intervencionismo extranjero.
El gobierno del Presidente Nicolás Maduro ha denunciado que el Imperio Estadounidense busca crear condiciones para una intervención armada, utilizando campañas mediáticas y movimientos militares como instrumentos de presión. Frente a esta amenaza, la respuesta no proviene solo de las Fuerzas Armadas, sino del pueblo organizado: campesinos, trabajadores, estudiantes y también adultos mayores se suman a la Milicia para reforzar la defensa nacional.
La inscripción de nuevos integrantes ocurre en paralelo a maniobras de la Armada Bolivariana, que despliega buques y drones en el Caribe como mensaje de soberanía. Este movimiento busca dejar en claro que, a diferencia de otros pueblos sometidos por la fuerza, en Venezuela no se permitirá nunca más la entrega de sus recursos ni la subordinación al poder imperial.
La imagen de Luisa Lerma, humilde mujer venezolana de 83 años que se incorpora a la milicia, condensa un mensaje profundo: Venezuela no está sola, porque la patria vive en cada uno de sus hijos e hijas, sin importar su edad ni condición. Allí donde el imperio pretende sembrar miedo y sumisión, florece dignidad y resistencia popular.
En tiempos donde la ultraderecha latinoamericana justifica intervenciones y reedita discursos de la Guerra Fría, el ejemplo venezolano recuerda al continente que la soberanía no se mendiga ni se negocia: se defiende con organización popular, con conciencia de clase y con un pueblo dispuesto a resistir, desde los jóvenes hasta los más ancianos.