La salida se suma a otras tensiones recientes en el equipo, donde algunos sectores presionan por un discurso más duro en materia de seguridad y migración, mientras otros apuestan por moderar el tono para atraer a electores indecisos. Esta disputa refleja las fracturas ideológicas que atraviesan a la derecha chilena: entre quienes quieren reconstruir un proyecto neoliberal clásico y quienes creen necesario introducir reformas que no ahuyenten a una ciudadanía cansada de la desigualdad.
por Equipo El Despertar
El comando presidencial de Evelyn Matthei sufrió este martes una nueva baja con la renuncia de Daniel Pérez Pallares, uno de los asesores más cercanos en la definición de la estrategia de campaña. La decisión fue atribuida a “diferencias de enfoque” en torno al rumbo comunicacional y programático de la candidatura, lo que vuelve a encender las alarmas sobre la cohesión interna de la aspirante de Chile Vamos.
Según trascendió, las discrepancias habrían girado en torno al tono de la campaña y a la capacidad de Matthei de marcar un perfil propio frente a la derecha tradicional. Pérez Pallares era considerado un operador clave en la narrativa que buscaba proyectar a la alcaldesa de Providencia como figura de orden y experiencia, pero también con sensibilidad social, en un intento de disputar votantes de centro y descontentos con la política.
La salida se suma a otras tensiones recientes en el equipo, donde algunos sectores presionan por un discurso más duro en materia de seguridad y migración, mientras otros apuestan por moderar el tono para atraer a electores indecisos. Esta disputa refleja las fracturas ideológicas que atraviesan a la derecha chilena: entre quienes quieren reconstruir un proyecto neoliberal clásico y quienes creen necesario introducir reformas que no ahuyenten a una ciudadanía cansada de la desigualdad.
En el entorno de Matthei intentaron bajar el perfil a la renuncia, asegurando que se trata de ajustes normales en una campaña presidencial extensa. Sin embargo, el hecho ocurre en un momento delicado, cuando las encuestas muestran a la candidata como la principal carta opositora, pero sin lograr despegar con la fuerza necesaria frente a un electorado que todavía mantiene reservas sobre la derecha tras el fracaso constitucional y los escándalos de corrupción que han golpeado al sector.
La incertidumbre que deja la salida de Pérez Pallares abre un nuevo interrogante sobre la capacidad de Matthei para sostener la unidad de su equipo y transmitir un proyecto político claro. Más allá de los nombres, lo que está en juego es si la derecha chilena logra articular un relato que supere la mera administración del orden y ofrezca respuestas a las demandas sociales de fondo, o si quedará atrapada en sus viejas fórmulas, cada vez menos convincentes para la mayoría ciudadana.