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Chile: cuando el hijo de un juez supremo es intocable, el Derecho no es ley, es privilegio

Jul 8, 2025
Foto CiperFoto Ciper Chile

En un país donde los ladrones de supermercados reciben penas de cárcel por robar pan, el hijo de un juez de la Corte Suprema acusado de cohecho y prevaricación queda libre, limpio y bendecido por el Fiscal Nacional. ¿Nombre del favorecido? Rodrigo Sufán Rojas, hijo del ministro Ricardo Sufán Silva. ¿Quién lo defendió públicamente? Nada menos que el Fiscal Nacional Ángel Valencia.

El Ministerio Público, esa gran maquinaria de impunidad selectiva, decidió “no perseverar” en la causa. ¿La razón? No hay suficiente prueba para llevarlo a juicio. El clásico libreto burgués: cuando el imputado es uno de ellos, la Fiscalía sufre de ceguera estructural.

“La justicia burguesa no es ciega: solo cierra los ojos ante los suyos.”
Apuntes para la crítica del derecho chileno, versión materialista.


¿Cohecho? ¿Prevaricación? No importa: es hijo de un supremo

La acusación no era menor. Rodrigo Sufán, en su rol como funcionario del Poder Judicial, habría favorecido a un litigante a cambio de pagos y tratos preferenciales. Todo bajo el amparo de su posición heredada: no por mérito ni carrera, sino por ser hijo de uno de los 21 hombres que integran la cúpula judicial del país.

Y ahí entra la joya del caso: el Fiscal Nacional defendiendo públicamente a un imputado. Ángel Valencia no solo omitió su deber de imparcialidad; se comportó como abogado defensor, relacionador público y guardaespaldas del imputado. ¿Te imaginas ese trato para un poblador acusado por error en un procedimiento? Por supuesto que no.

Este tipo de decisiones no son anomalías. Son la norma no escrita del Estado burgués: cuando el imputado es parte de la casta, se aplica otro código. No el del trabajo, ni el penal, ni el civil. El código del privilegio.


Fiscalía: cuando hay justicia de clase, la verdad no importa

Este caso no fue investigado por cualquier fiscal. Lo llevaba la Unidad de Alta Complejidad Metropolitana Oriente. Pero después de un año y medio de investigación, el Ministerio Público determinó que no presentaría cargos. Ni juicio, ni formalización, ni reproche.

¿Y la excusa? El delirio técnico habitual: falta de pruebas concluyentes, alta carga probatoria, límites del procedimiento. En otras palabras: no lo vamos a perseguir porque es hijo de un juez supremo.

Y aquí es donde el marxismo vuelve a ofrecernos el único lente útil:

“Las ideas dominantes de cada época son las ideas de la clase dominante.”
Marx y Engels, Manifiesto del Partido Comunista

Y las instituciones jurídicas, formadas bajo esa dominación, están diseñadas no para repartir justicia, sino para garantizar que los de arriba nunca rindan cuentas. Esto no es un error. Es el funcionamiento correcto del sistema.


El poder judicial chileno: casta endogámica, privilegio hereditario

El caso de Rodrigo Sufán revela un fenómeno mucho más profundo que un “favor judicial”: la existencia de una casta judicial hereditaria, donde los cargos, las influencias y los privilegios se transmiten como propiedades feudales.

Rodrigo Sufán es parte de una red donde los apellidos, las amistades, y las relaciones corporativas valen más que cualquier ley. El hecho de que el Fiscal Nacional se haya pronunciado públicamente a su favor viola todo principio de separación de poderes, pero nadie en el Congreso, en el Ejecutivo o en los medios dominantes se atreve a abrir la boca. Porque todos saben cómo funciona el juego.

Y si alguien tiene dudas sobre quién manda en Chile, este caso lo deja claro:
la justicia no es para todos. Solo se aplica a los que no tienen apellidos importantes.


Conclusión: el Estado de derecho es el Estado del derecho burgués

No estamos ante una falla del sistema. Estamos ante su expresión más pura.
El “no perseverar” en la causa contra el hijo de un juez supremo es una declaración política del Estado: aquí no se toca a los nuestros.

No importa que se llamen Sufán, Chadwick, Piñera o Dávalos. No importa si son de izquierda o derecha. Si pertenecen a la casta gobernante, la Fiscalía, los Tribunales y los medios actuarán para protegerlos.

Y mientras tanto, en las poblaciones, en las cárceles, en los campamentos, la ley cae con todo su peso sobre los pobres, los morenos, los mapuche, los rebeldes, los obreros.

“No hay justicia posible sin lucha de clases. Porque la justicia burguesa solo cambia de máscara, no de esencia.”
Apuntes para la crítica del derecho penal capitalista.

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