Las declaraciones se producen en medio de una escalada de tensiones comerciales y diplomáticas entre Beijing y Washington, marcada por la imposición de aranceles, restricciones tecnológicas y disputas geopolíticas en Asia y Medio Oriente. Analistas señalan que el petróleo es un punto estratégico, ya que China es el mayor importador mundial y Rusia e Irán figuran entre sus principales proveedores.
Por Equipo El Despertar
El Gobierno de China respondió con dureza a las advertencias del presidente estadounidense Donald Trump, quien amenazó con imponer sanciones a países que mantengan vínculos comerciales con Irán y Rusia. En una declaración oficial, el Ministerio de Relaciones Exteriores chino reafirmó que seguirá adquiriendo petróleo de ambas naciones, al considerar que dichas operaciones son “legítimas, transparentes y conformes al derecho internacional”.
La vocera de la Cancillería, Mao Ning, acusó a Washington de utilizar las sanciones unilaterales como herramienta de coerción y de violar los principios básicos de soberanía económica. “China toma sus decisiones energéticas de manera independiente y no aceptará presiones externas que busquen perjudicar nuestro desarrollo”, afirmó, subrayando que las compras de crudo forman parte de acuerdos a largo plazo.
Las declaraciones se producen en medio de una escalada de tensiones comerciales y diplomáticas entre Beijing y Washington, marcada por la imposición de aranceles, restricciones tecnológicas y disputas geopolíticas en Asia y Medio Oriente. Analistas señalan que el petróleo es un punto estratégico, ya que China es el mayor importador mundial y Rusia e Irán figuran entre sus principales proveedores.
Desde la llegada de Trump a la Casa Blanca en su segundo mandato, Estados Unidos ha reforzado las medidas de aislamiento contra Teherán y Moscú, en línea con su política de presión máxima. Las nuevas advertencias buscan limitar los ingresos por exportaciones de crudo de ambos países, en un contexto de sanciones financieras y comerciales ya vigentes.
China, por su parte, ha profundizado su alianza energética y estratégica con Irán y Rusia, no solo para asegurar su abastecimiento, sino también como señal política de rechazo a la hegemonía estadounidense. Según expertos, el respaldo chino complica la efectividad de las sanciones de Washington y consolida un bloque de cooperación que desafía el orden económico internacional liderado por Estados Unidos.