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Expropiar el privilegio, socializar el bienestar

Ago 8, 2025

En Santiago, la geografía de la desigualdad es brutal y visible. Mientras algunas comunas exhiben centros culturales de primer nivel, parques de estándar europeo y servicios públicos sobrefinanciados, otras lidian con calles sin pavimentar, escuelas que se caen a pedazos y consultorios que atienden más pacientes de los que pueden soportar. Esta asimetría no es fruto del azar: es el resultado de un modelo urbano que concentra riqueza e invierte donde ya hay abundancia, dejando al resto en un ciclo perpetuo de carencia.

Por: Mauro Tamayo Rozas, Alcalde de Cerro Navia

“Toda la historia de la sociedad humana es la historia de la lucha de clases”, escribieron Marx y Engels en 1848. Hoy, en pleno siglo XXI, esa frase sigue teniendo un eco perturbador en nuestras ciudades. La disputa por el aumento del aporte al Fondo Común Municipal no es una discusión técnica sobre porcentajes y presupuestos: es un capítulo más de esa larga confrontación entre quienes acumulan privilegios y quienes exigimos redistribuirlos.

En Santiago, la geografía de la desigualdad es brutal y visible. Mientras algunas comunas exhiben centros culturales de primer nivel, parques de estándar europeo y servicios públicos sobrefinanciados, otras lidian con calles sin pavimentar, escuelas que se caen a pedazos y consultorios que atienden más pacientes de los que pueden soportar. Esta asimetría no es fruto del azar: es el resultado de un modelo urbano que concentra riqueza e invierte donde ya hay abundancia, dejando al resto en un ciclo perpetuo de carencia.

Louis Althusser nos recordó que las instituciones pueden ser aparatos ideológicos que reproducen las condiciones de producción… y de desigualdad. El rechazo de Las Condes y Lo Barnechea a incrementar su aporte al Fondo Común Municipal es precisamente eso: un acto de reproducción del privilegio, un blindaje institucional para que la ciudad siga partida en dos.

Bakunin, por su parte, desconfiaba de toda autoridad que se disfrazara de neutralidad. Aquí la “autonomía municipal” se convierte en una coartada para negar la solidaridad territorial. La libertad que defienden no es la libertad de todos, sino la libertad de unos pocos para seguir gozando de un bienestar construido también con el trabajo y el consumo de los habitantes de otras comunas.

La propuesta de aumentar el aporte al Fondo Común Municipal es una medida mínima, casi modesta, frente a la magnitud del problema. Pero tiene un valor simbólico y político enorme: reconoce que no hay justicia social sin justicia territorial. Que el bienestar debe ser socializado, y que para hacerlo hay que tocar los bolsillos donde se acumula la riqueza.

Marx advertía que “la burguesía no puede existir sin revolucionar constantemente los instrumentos de producción”. En la ciudad contemporánea, ese “instrumento de producción” es también el territorio. Redistribuir recursos entre comunas es disputar el control de ese instrumento para ponerlo al servicio de las mayorías y no de una élite geográfica.

Hoy llamamos a nuestros vecinos, dirigentes, organizaciones sociales, juntas de vecinos, comités de seguridad y demás organizaciones las comunas más postergadas a levantar la voz en defensa del Fondo Común Municipal. Porque no hay democracia verdadera en un país donde nuestra dirección define la vida y la muerte. Porque el bienestar no puede seguir siendo un privilegio. Y porque la justicia territorial solo se podrá conquistar colectivamente.

Referencias

Althusser, L. (1970). Ideología y aparatos ideológicos del Estado. Siglo XXI Editores.

Bakunin, M. (1882/2017). Dios y el Estado. (Edición digital). Euskal Herriko Komunisten.

Marx, K., & Engels, F. (1848/2011). Manifiesto del Partido Comunista. (Ed. con
anotaciones de D. Riazanov). Euskal Herriko Komunisten.

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