Esta maniobra no puede entenderse solo como una “medida de seguridad”, sino como un mecanismo de recolonización en un contexto de crisis del capital. La instalación de tropas extranjeras en países dependientes, especialmente en enclaves estratégicos como la costa ecuatoriana, responde a la necesidad del imperialismo de asegurar corredores logísticos, zonas de control territorial y vigilancia sobre las rutas del capital, legales e ilegales. La excusa del narcotráfico es solo el barniz ideológico de un proceso de militarización neoliberal.
Por Equipo El Despertar
El presidente ecuatoriano Daniel Noboa presentó ante la Asamblea Nacional una propuesta para modificar el artículo 5 de la Ley de Seguridad Pública y del Estado, con el objetivo de permitir la presencia de fuerzas militares extranjeras en el país. Esta reforma legal, que revierte los avances soberanistas de gobiernos anteriores, abre la puerta al establecimiento formal de bases militares extranjeras, particularmente estadounidenses, bajo el pretexto del combate al narcotráfico.
El texto ingresado por el Ejecutivo propone que “la presencia de fuerzas armadas extranjeras en territorio ecuatoriano no requerirá autorización legislativa si es para cooperación en seguridad y defensa”. Para el gobierno, esta flexibilización permitirá enfrentar de mejor manera al crimen organizado transnacional. Sin embargo, sectores políticos, sociales y académicos denuncian que se trata de una estrategia de subordinación militar a los intereses geopolíticos de Washington.
Esta maniobra no puede entenderse solo como una “medida de seguridad”, sino como un mecanismo de recolonización en un contexto de crisis del capital. La instalación de tropas extranjeras en países dependientes, especialmente en enclaves estratégicos como la costa ecuatoriana, responde a la necesidad del imperialismo de asegurar corredores logísticos, zonas de control territorial y vigilancia sobre las rutas del capital, legales e ilegales. La excusa del narcotráfico es solo el barniz ideológico de un proceso de militarización neoliberal.
Organizaciones populares han denunciado que este giro pone fin a una etapa de soberanía relativa impulsada en los años del correísmo, cuando en 2009 se expulsó a las tropas estadounidenses de la base de Manta. En palabras del sociólogo Decio Machado, “lo que hoy se está gestando en Ecuador es una restauración del tutelaje militar extranjero en nombre del orden, pero al servicio del capital transnacional”. La respuesta de los movimientos sociales ha sido clara: no se combate el narcotráfico con ocupación, sino con justicia social y reforma agraria.
Con esta decisión, el gobierno de Noboa profundiza su carácter de administrador del capital en crisis, entregando soberanía a cambio de financiamiento, respaldo diplomático y legitimidad internacional. En última instancia, se consuma un paso más en la militarización de América Latina bajo hegemonía imperial, mientras el pueblo ecuatoriano —y sus Fuerzas Armadas— son arrastrados a conflictos ajenos, pero funcionales al orden burgués global.