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El Teniente: la tragedia que revela la cara oculta del “crecimiento” en Chile

Ago 9, 2025
Foto Minería en Linea

En lugar de cuestionar este modelo, autoridades y ejecutivos repiten que la mina es “estratégica” para el desarrollo nacional. En términos concretos, esto significa que su peso en el PIB se utiliza como justificación para acelerar la reanudación de operaciones, incluso antes de que concluyan las investigaciones por el cuasidelito de homicidio que lleva la Fiscalía. La lógica es clara: el cobre no puede detenerse, aunque el costo sea vidas humanas.

Por Equipo El Despertar

A pocos días del derrumbe que costó la vida a seis trabajadores subcontratados en la mina El Teniente, el debate público ha sido ocupado por una cifra que los medios empresariales repiten como símbolo de orgullo: la División El Teniente de Codelco representa por sí sola cerca del 2% del Producto Interno Bruto (PIB) del país. Lo que no se dice es que esa “contribución” se levanta sobre condiciones laborales precarizadas, tercerización masiva y una política de producción que prioriza las metas de exportación por sobre la vida humana.

Según datos de la propia cuprífera estatal, El Teniente produjo más de 450 mil toneladas de cobre fino en 2024, generando miles de millones de dólares en ingresos. Sin embargo, gran parte de esa producción está vinculada a contratos de suministro a precio preferente para transnacionales, mientras los trabajadores directos representan una minoría y las faenas de mayor riesgo son ejecutadas por subcontratistas con menor cobertura en seguridad y salud.

En lugar de cuestionar este modelo, autoridades y ejecutivos repiten que la mina es “estratégica” para el desarrollo nacional. En términos concretos, esto significa que su peso en el PIB se utiliza como justificación para acelerar la reanudación de operaciones, incluso antes de que concluyan las investigaciones por el cuasidelito de homicidio que lleva la Fiscalía. La lógica es clara: el cobre no puede detenerse, aunque el costo sea vidas humanas.

La tragedia de El Teniente es un recordatorio de que el extractivismo chileno sigue operando bajo los dictados del mercado mundial, con el Estado asumiendo el rol de garante de rentabilidad, no de protección de sus trabajadores. La producción se mide en toneladas y en dólares, nunca en vidas preservadas ni en bienestar comunitario. El hecho de que un solo yacimiento tenga un peso tan desproporcionado en la economía es, en sí mismo, una evidencia de la dependencia estructural del país frente a un recurso primario y a su precio en la Bolsa de Metales de Londres.

Mientras el cobre siga siendo la columna vertebral del PIB sin un cambio en su propiedad social efectiva, en su cadena de valor y en las condiciones de quienes lo extraen, cada cifra récord será también un monumento a la explotación. La pregunta no es cuánta riqueza produce El Teniente, sino quién la controla, quién la disfruta y quién paga el costo con su vida.

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