En los últimos meses, organismos internacionales y asociaciones de prensa han advertido que Israel viola de manera flagrante la Convención de Ginebra y el derecho internacional humanitario al atacar a trabajadores de medios claramente identificados. La estrategia no solo busca destruir infraestructura y vidas, sino también borrar la memoria y el registro visual de la masacre en curso.
Por Equipo El Despertar
En medio de la complicidad de la mayoria de los medios hegemónicos del mundo, que han informado solo de la muerte de cuatro periodistas, el Ministerio de Salud de Gaza confirmó este domingo el asesinato de cuatro corresponsales, dos periodistas y dos camarógrafos, de la cadena Al Jazeera, por parte del ejercito de ocupación sionista, mientras cubrían los ataques en la Franja. El hecho, que se suma a una larga lista de periodistas asesinados desde el inicio de la ofensiva, vuelve a poner en evidencia el carácter sistemático de la violencia contra la prensa en contextos de ocupación, en donde la primera victima suele ser la verdad.
Según los primeros reportes, los comunicadores se encontraban realizando cobertura en una zona densamente poblada cuando fueron alcanzados por proyectiles. La dirección de Al Jazeera denunció que este ataque se enmarca en una política deliberada para silenciar testimonios, impedir la documentación de crímenes y quebrar la voluntad del pueblo palestino. Con este asesinato, la potencia ocupante completa su objetivo de aniquilar a todos los miembros de equipó de la cadena noticiosa.
En los últimos meses, organismos internacionales y asociaciones de prensa han advertido que Israel viola de manera flagrante la Convención de Ginebra y el derecho internacional humanitario al atacar a trabajadores de medios claramente identificados. La estrategia no solo busca destruir infraestructura y vidas, sino también borrar la memoria y el registro visual de la masacre en curso.
El asesinato de estos periodistas, Anas al-Sharif (corresponsal), Mohammed Qreiqeh (corresponsal), Ibrahim Zaher (camarógrafo), Mohammed Noufal (camarógrafo), y Moamen Aliwa (camarógrafo), se suma a una lista que crece día a día, y refleja, como diría Frantz Fanon, que “en un mundo colonial, la verdad está siempre al servicio del opresor, y el oprimido debe arrebatarla con su lucha”. Gaza no solo está siendo arrasada en su geografía y en su población, sino también en su derecho a narrarse, a contarse al mundo sin la censura del ocupante.
Mientras la comunidad internacional y una mayoría abrumadora de medios de comunicación y periodistas de medios hegemónicos mantienen una postura tibia y cómplice, el asesinato de comunicadores en Gaza obliga a insistir: sin prensa libre no hay memoria; sin memoria, el genocidio se consuma en silencio.