Dom. Sep 28th, 2025

Venezuela y la jornada “Yo me alisto”: cuando el pueblo se organiza contra la guerra imperialista

Ago 25, 2025
Foto TeleSur

La segunda jornada de “Yo me alisto”, realizada en Venezuela, dejó imágenes que incomodan al imperialismo: filas de jóvenes, mujeres, trabajadores y campesinos inscribiéndose voluntariamente en la Milicia Bolivariana. No se trata de un capricho propagandístico, sino de una respuesta concreta a la permanente amenaza de intervención militar y al cerco económico impuesto por Estados Unidos y sus aliados. En un país asediado, la movilización popular para la defensa nacional es la confirmación de que el pueblo no se rinde.

Este ejercicio de organización armada del pueblo revela una enseñanza central del marxismo: el Estado no es una neutralidad administrativa, es un aparato de clase. Y en Venezuela, donde la burguesía criolla ha jugado de peón del capital transnacional, la única garantía de soberanía radica en un pueblo armado y consciente. Como escribieron Marx y Engels en el Manifiesto del Partido Comunista: “La clase dominante no ha renunciado jamás, ni podrá renunciar, a su poder sino obligada por la fuerza”. El imperialismo no negocia, impone; y frente a eso, la única respuesta posible es la organización popular.

La jornada “Yo me alisto” es más que una campaña de registro: es un acto pedagógico de masas. Cada joven que se anota comprende que la defensa de la patria no es un asunto abstracto, sino la defensa de su vida cotidiana, de sus barrios, de su derecho a decidir su destino frente a la voracidad capitalista internacional. No se trata de militarismo, sino de autodefensa colectiva frente a una guerra que ya no es hipotética, sino permanente, económica y comunicacional.

El proceso bolivariano no esta exento de errores y contradicciones, pero su acierto fundamental ha sido reconocer que la soberanía no se delega a burócratas ni a generales de academia, sino que se construye en la base social. La Milicia Bolivariana, al estar compuesta por civiles organizados, desarma el mito liberal del “ejército profesional” neutral. Es el pueblo el que se arma, y en ese gesto se rompe con siglos de subordinación colonial.

Lo que irrita a Washington y a las oligarquías regionales no es el acto en sí de alistamiento, sino el mensaje que envía: aquí hay un pueblo dispuesto a resistir. Porque al fin y al cabo, el imperialismo solo entiende el lenguaje de la fuerza. Y si el pueblo venezolano se prepara, no es porque ame la guerra, sino porque conoce demasiado bien al enemigo.

“Yo me alisto” no es un eslogan. Es la traducción práctica de una verdad histórica: la liberación nacional no se pide, se conquista.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *