Sheinbaum también advirtió sobre la manipulación informativa. Señaló que el debate en redes sociales, aunque legítimo, está cruzado por campañas de desinformación, “bots y troles” que fabrican climas de opinión y narrativas políticas funcionales a la injerencia. El terreno comunicacional, dijo, se ha transformado en un frente de batalla donde la mentira y la exageración preparan el camino para justificar agresiones externas.
Por Equipo El Despertar
La presidenta mexicana Claudia Sheinbaum reiteró este martes una posición histórica de la diplomacia latinoamericana: el rechazo a cualquier forma de intervención extranjera en Venezuela. Lo hizo en medio de rumores, amplificados en redes sociales y algunos medios internacionales, sobre supuestos movimientos militares de Estados Unidos en el Caribe. Frente a ese escenario, Sheinbaum fue categórica: “Nunca vamos a estar a favor de la intervención de un gobierno extranjero en un país soberano”.
La declaración no es un gesto retórico menor. En tiempos donde Washington vuelve a agitar el fantasma de la “crisis venezolana” para justificar presiones diplomáticas e incluso insinuaciones bélicas, con el apoyo de gobiernos de derecha y de progresistas reconvertidos al otanismo, México asume un rol de contrapeso regional, recordando que la Constitución consagra la no intervención y la autodeterminación de los pueblos como principios rectores de su política exterior. Es un eco de la Doctrina Estrada y de una tradición que busca defender la soberanía latinoamericana frente a las agresiones imperiales.
Sheinbaum también advirtió sobre la manipulación informativa. Señaló que el debate en redes sociales, aunque legítimo, está cruzado por campañas de desinformación, “bots y troles” que fabrican climas de opinión y narrativas políticas funcionales a la injerencia. El terreno comunicacional, dijo, se ha transformado en un frente de batalla donde la mentira y la exageración preparan el camino para justificar agresiones externas.
Las palabras de la mandataria mexicana se suman a las de Miguel Díaz-Canel, presidente de Cuba, y Gustavo Petro, mandatario colombiano, quienes en días recientes también condenaron cualquier intento de intervención militar o política contra Caracas. Lo que aparece en el horizonte es una posición latinoamericana común de defensa de la soberanía, en abierta oposición a la agenda estadounidense.
Desde un enfoque marxista, la postura de México adquiere relevancia: en el tablero geopolítico, el imperialismo no tolera procesos soberanos ni economías que escapen a su órbita de control. Como señalaron Marx y Engels en el Manifiesto Comunista, “la burguesía necesita anidar en todas partes, establecerse en todas partes, crear vínculos en todas partes”. La resistencia a la intervención en Venezuela es, en última instancia, resistencia a esa expansión destructiva del capital transnacional.
Lo dicho por Sheinbaum recuerda que la verdadera disyuntiva regional no está entre “democracia” o “dictadura”, como suele repetir la prensa occidental, sino entre soberanía o subordinación. Y cuando los pueblos deciden, el imperialismo siempre busca imponer su voluntad. De ahí que la claridad mexicana —“no a la intervención”— sea hoy un acto político de defensa no solo de Venezuela, sino de toda América Latina.