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Empresariado cierra filas para defender la UF: una herramienta útil… para que ganen los de siempre

Jul 17, 2025

Ante el reciente debate político sobre la posible eliminación de la Unidad de Fomento (UF) como mecanismo de indexación financiera, los principales gremios del gran empresariado —la Asociación de Bancos (ABIF) y la Cámara Chilena de la Construcción (CChC)— salieron en bloque a defender el actual sistema, advirtiendo que su eliminación “pondría en riesgo el acceso al crédito, la inversión y la estabilidad financiera”.

La reacción corporativa, sin embargo, no sorprende: la UF ha sido históricamente uno de los mecanismos más eficientes para proteger las ganancias del capital a costa de los ingresos populares. Mientras los bancos indexan sus utilidades y los grupos inmobiliarios aumentan precios bajo la excusa de la inflación, los trabajadores pagan sus créditos hipotecarios por décadas con salarios congelados en pesos.

Creada en 1967 bajo el gobierno de Eduardo Frei Montalva, la UF fue inicialmente una unidad de cuenta indexada a la inflación. Pero bajo el régimen neoliberal consolidado en dictadura, la UF se transformó en un instrumento central del mercado financiero e inmobiliario, extendiéndose a contratos de arriendo, planes de salud, seguros, pensiones, educación privada y, por supuesto, créditos hipotecarios.

Hoy, prácticamente todos los productos financieros de largo plazo están en UF, lo que significa que los deudores asumen el riesgo inflacionario, mientras los acreedores nunca pierden.

“La UF es el mecanismo más obsceno de aseguramiento de rentas para el capital financiero en la historia de Chile”, señalan desde la Coordinadora de Deudores Habitacionales.

La respuesta es simple: porque les garantiza márgenes de ganancia sin exposición a la inflación.

  • Para la ABIF (banca), la UF significa colocar créditos sin perder valor real,
  • Para la CChC (inmobiliarias), significa vender viviendas con precios reajustables automáticamente,
  • Para las isapres, significa subir los planes sin tocar el contrato,
  • Y para las AFP, representa un piso garantizado de rentabilidad en sus instrumentos.

Por eso el empresariado no defiende “la estabilidad macroeconómica”: defiende su sistema de privilegio indexado.

El grueso de la población recibe sueldos nominales en pesos, sin reajustes automáticos, mientras debe pagar créditos, arriendos, salud y pensiones en UF. Esa asimetría genera una transferencia constante de ingresos desde los sectores populares hacia el capital.

Cuando hay inflación, la UF sube, los bancos ganan, los deudores se hunden. Y si no hay inflación, igual suben los cobros porque los contratos están diseñados con pisos mínimos de reajuste.

Desde hace años, distintas organizaciones sociales y parlamentarios han propuesto la eliminación o desindexación progresiva de la UF, especialmente en áreas sociales sensibles como salud, educación y vivienda. Pero los gremios empresariales reaccionan como si se estuviera expropiando el país.

Lo que realmente temen no es la “inestabilidad”, sino la pérdida del blindaje que les permite ganar siempre, incluso cuando todo el país pierde.

Eliminar la UF no es un tema técnico, es una decisión política:

  • ¿Debe protegerse el capital financiero por sobre los derechos sociales?
  • ¿Debe mantenerse una economía donde los ricos están en UF y el pueblo en pesos?

El pueblo ya vive en inflación permanente. Que los bancos sientan un poco también.

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