Dom. Ago 3rd, 2025

Más del 50% de los chilenos rechaza esta democracia: ¿por qué sigue llamándose “democracia”?

Jul 18, 2025
Foto OIJ.

Según los resultados de la última encuesta realizada por la Universidad Diego Portales (UDP) en conjunto con la consultora Feedback, el 53% de la población se declara insatisfecha con la democracia chilena. Lejos de ser una cifra abstracta, el dato refleja una ruptura profunda entre las promesas del régimen político y la vida concreta de las mayorías populares.

Mientras los partidos del orden celebran elecciones, acuerdos y gestos republicanos, más de la mitad del país observa con desconfianza, desafección y rechazo un sistema que ya no representa sus intereses ni responde a sus urgencias.

Una democracia sin pueblo, pero con banca y propiedad

La democracia chilena —erigida sobre la Constitución del 80, escrita en dictadura, perfeccionada por los Acuerdos de Paz y blindada por el modelo de los consensos neoliberales— no ha hecho más que administrar la desigualdad estructural del capitalismo chileno.

  • No es democracia para quienes deben esperar años por atención médica.
  • No es democracia para los que sobreviven con deudas educativas impagables.
  • No es democracia para las poblaciones militarizadas, los territorios mapuche ocupados ni para los migrantes perseguidos.
  • Pero sí es democracia para los grandes empresarios, los fondos de inversión, las AFP, las isapres y las inmobiliarias que capturan la política a través del lobby y el financiamiento legal.

Lo que existe no es una democracia popular: es una democracia de mercado, donde votar cada cuatro años es el simulacro que legitima el saqueo diario.

Crisis de legitimidad: cuando ni el show electoral alcanza

Según la misma encuesta, más del 60% considera que el Congreso no representa los intereses ciudadanos, y una mayoría amplia desconfía de los partidos políticos. La ciudadanía ya no se identifica con ninguna fuerza del orden, pero tampoco encuentra alternativa organizada que ofrezca un horizonte transformador.

Ese vacío es el caldo de cultivo del fascismo libertario, de la antipolítica reaccionaria y del caos como forma de gobierno. Pero también puede ser, si el pueblo se organiza, el terreno fértil para una salida revolucionaria, socialista y de poder popular.

Democracia real: poder del pueblo, no del capital

No se trata solo de ampliar derechos o parchar la institucionalidad. Se trata de redefinir completamente lo que entendemos por democracia. Desde una perspectiva marxista, democracia no significa elegir a tus explotadores: Significa que los trabajadores y el pueblo controlen los medios de producción, el Estado, la economía y los territorios. Significa someter el capital a la voluntad colectiva, y no al revés.

Conclusión: ¿Insatisfacción? No. El pueblo está despertando.

Que más del 50% rechace esta “democracia” no es una tragedia: Es una señal de que la mentira se agota. Ahora el desafío es construir otra cosa: construir una democracia que nazca desde abajo, que se base en la soberanía popular, en la propiedad social y en el control comunitario del poder. Y eso no se logrará con encuestas, sino con unidad, organización y lucha.

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