Dom. Ago 3rd, 2025

Bolsonaro ante la justicia: el juicio por intento de golpe expone la crisis del régimen burgués en Brasil

Jul 14, 2025
Foto Radio U de Chile

La Fiscalía General de Brasil anunció que el juicio contra el expresidente Jair Bolsonaro por su presunto intento de golpe de Estado tras perder las elecciones de 2022 entra en su fase final. El proceso, que podría tener consecuencias penales severas, busca responsabilizar al exmandatario por su participación en el plan para desconocer los resultados electorales, presionar a las Fuerzas Armadas y forzar la continuidad de su gobierno por medios ilegítimos.

El caso incluye pruebas documentadas, testimonios de generales, exministros, grabaciones, y planes escritos para instaurar un estado de excepción, suspendiendo el orden constitucional en nombre de la “seguridad nacional” y la “soberanía popular”.

Pero el juicio a Bolsonaro no es sólo jurídico: es político, de clase y de sistema. Expone las fracturas del bloque dominante brasileño y el agotamiento de su democracia burguesa.

Bolsonaro: síntoma y herramienta del fascismo burgués en tiempos de crisis

El ascenso de Bolsonaro al poder en 2018 no fue un accidente, sino una operación de la clase dominante brasileña para sofocar el ciclo progresista abierto con Lula, ante la crisis del modelo neoliberal. El golpe parlamentario contra Dilma Rousseff en 2016 fue la antesala.

Bolsonaro funcionó como el brazo político del agronegocio, del capital financiero evangélico, de la ultraderecha militar y de los intereses estadounidenses en América Latina.

Su discurso “antisistema” sirvió para reprimarizar la economía, entregar recursos, destruir derechos laborales y ambientales, y reprimir al movimiento popular. Y cuando perdió en las urnas en 2022, intentó retener el poder por la vía autoritaria, con respaldo de sectores castrenses y empresariales.

Como advirtió Rosa Luxemburgo:

“El fascismo no es una negación del capitalismo, sino su forma más brutal de defensa.”

El juicio: disputa dentro de la burguesía, no revolución popular

Que Bolsonaro sea juzgado no significa que el régimen haya cambiado. Significa que una fracción del capital ha decidido sacrificar a su peón más inestable para garantizar la continuidad del orden burgués. Lula, hoy presidente, encabeza un gobierno de conciliación que busca “estabilidad” más que transformación.

Pero el juicio representa también una advertencia al conjunto de la ultraderecha continental: el experimento del autoritarismo abierto ha dejado grietas peligrosas que ahora deben cerrarse… sin tocar los pilares económicos del sistema.

La lucha de clases está ausente del tribunal, pero viva en las calles

La justicia burguesa puede condenar a Bolsonaro, pero jamás juzgará el sistema que lo hizo posible. No juzgará al agronegocio que financió su campaña. Ni a los medios que lo promovieron. Ni al capital internacional que lo sostuvo. Mucho menos al aparato militar que aún hoy conserva privilegios coloniales.

Mientras tanto, el pueblo brasileño sigue enfrentando pobreza, concentración de tierras, racismo estructural y violencia estatal. Bolsonaro puede caer. Pero el bolsonarismo social —militarista, evangélico, clasista— seguirá vivo si no se construye un poder popular real.

Conclusión: justicia para Bolsonaro no es justicia para el pueblo

El juicio contra Bolsonaro no es la victoria de la democracia: es la administración del conflicto por parte del bloque burgués dominante. La única justicia verdadera será la que venga desde abajo, con organización obrera, campesina, feminista e indígena.

Hasta entonces, la justicia seguirá siendo selectiva, y la democracia, un decorado para mantener la propiedad privada como dios absoluto.

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