Dom. Sep 28th, 2025

La burguesía que juega con fuego: Artés, Kast y la fantasía reaccionaria de gobernar en paz sobre un polvorín

Sep 22, 2025
Foto Diario Concepción

Como advirtió Marx en El 18 Brumario de Luis Bonaparte, “la revolución… se fortalece encontrando obstáculos y sólo se sucumbe cuando se desmoviliza”. Kast sería el obstáculo perfecto para acelerar una nueva radicalización social. Lo que los empresarios llaman “tranquilidad para invertir” no es más que la paz de los cementerios que sueñan imponer a punta de balas y televangelismo nacionalista. Pero Chile ya dejó claro en 2019 que no volverá mansamente al redil. La historia, como decía Engels, es “una sucesión de luchas entre clases antagónicas”. Y en esta etapa, la lucha se perfila con nitidez: o el poder popular avanza, o la reacción intentará ahogar la historia en sangre.

Por Equipo El Despertar

Mientras el bloque empresarial y sus medios celebran la figura de José Antonio Kast como un “restaurador del orden”, el candidato Eduardo Artés (IND) les lanza un balde de agua fría: “No va a durar nada un gobierno de Kast”, afirmó con una claridad política que hace crujir los oídos delicados del centrismo institucional. Y no es una amenaza vacía. Es una constatación histórica: ningún proyecto abiertamente reaccionario puede sostenerse sin violencia masiva, y aun así, tarde o temprano, cae ante la fuerza organizada de las y los trabajadores.

Artés lo dijo con todas sus letras: la calle y la izquierda no lo permitirán. Y es que un eventual gobierno de Kast, que se disfraza de “libertario” mientras acaricia el garrote fascistoide, para imponer los intereses de la clase dominante, no representa más que el deseo desesperado de la burguesía nacional por disciplinar al proletariado tras las revueltas de octubre. ¿Qué ofrece Kast? Represión, recorte del Estado, despidos, privatización de recursos estratégicos. ¿Y espera que eso se imponga sin resistencia? La clase dominante parece haber olvidado que la lucha de clases no se suspende por decreto ni por toque de queda.

Como advirtió Marx en El 18 Brumario de Luis Bonaparte, “la revolución… se fortalece encontrando obstáculos y sólo se sucumbe cuando se desmoviliza”. Kast sería el obstáculo perfecto para acelerar una nueva radicalización social. Lo que los empresarios llaman “tranquilidad para invertir” no es más que la paz de los cementerios que sueñan imponer a punta de balas y televangelismo nacionalista. Pero Chile ya dejó claro en 2019 que no volverá mansamente al redil. La historia, como decía Engels, es “una sucesión de luchas entre clases antagónicas”. Y en esta etapa, la lucha se perfila con nitidez: o el poder popular avanza, o la reacción intentará ahogar la historia en sangre.

Artés no se limita a denunciar: también delinea las condiciones mínimas de su apoyo político, apuntando a la nacionalización del cobre, el litio y los recursos estratégicos. Un programa elemental para quien comprenda que sin control obrero sobre la base material de la economía no hay soberanía ni independencia. Por eso, su diagnóstico sobre Jeannette Jara como una socialdemócrata con “tufito de izquierda” no es un desaire personal, sino una crítica estructural: la socialdemocracia sigue jugando a la administración amable del capital, mientras la maquinaria del capital avanza como apisonadora.

Y no falta razón cuando advierte que, si llegase al poder con un programa transformador sin movilizar a las masas, el golpe de Estado sería inmediato. La burguesía no tolera que se cuestione la propiedad privada de los medios de producción. Ya lo advirtió Salvador Allende, y lo pagó con su vida.

En síntesis, lo que se pone en juego no es una alternancia democrática entre matices ideológicos, sino una confrontación entre clases. Si Kast representa la restauración oligárquica, disfrazada de “orden y progreso”, Artés plantea, aún con limitaciones, la necesidad de organizar la resistencia y reabrir el camino hacia un horizonte socialista. Quienes se aferran a la neutralidad en este escenario no están por encima de la lucha de clases; simplemente han elegido el bando de los opresores.

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