En su discurso, Matthei valoró el esfuerzo colectivo y definió sus tres consignas: orden, para recuperar el control sobre migración, crimen organizado y reforzar el rol policía‑Estado; progreso, mediante la reducción de impuestos, simplificación burocrática y fomento a sectores estratégicos como minería y energía; y esperanza, para asegurar bienestar, salud, vivienda y oportunidades para familias vulneradas.
Por Equipo El despertar
Evelyn Matthei, candidata presidencial por Chile Vamos y Amarillos por Chile, recibió hoy las propuestas elaboradas durante más de un año por sus equipos técnicos, más de 400 personas divididas en cinco áreas temáticas: seguridad, bienestar, desarrollo, institucionalidad y relaciones internacionales, para plasmar su programa de gobierno 2026-2030. Este consolidado se realizará este sábado en el Centro Cultural CEINA en un encuentro estratégico convocado por el coordinador Juan Luis Ossa.
En su discurso, Matthei valoró el esfuerzo colectivo y definió sus tres consignas: orden, para recuperar el control sobre migración, crimen organizado y reforzar el rol policía‑Estado; progreso, mediante la reducción de impuestos, simplificación burocrática y fomento a sectores estratégicos como minería y energía; y esperanza, para asegurar bienestar, salud, vivienda y oportunidades para familias vulneradas.
Hace meses que su comando evitaba temas de contingencia y apostaba por un viraje a lo programático. Esta estrategia coincide con un deterioro sostenido en las encuestas: Matthei ha caído al tercer lugar, tras Jeannette Jara (PC) y José Antonio Kast (Partido Republicano) .
Al mantener silencio sobre la crisis interna del comando y centralizar la discusión en su propuesta, Matthei busca presentar un relato más profesional, tecnocrático y moderado, similar al estilo de su contendor Kast.
Lo que es evidente es que la orientación tiene tres objetivos fundamentales: Reforzar la tecnocracia empresarial con equipos programáticos que respondan más a lógicas del sector privado y las elites que a participación popular real; dejar de lado cualquier atisbo de redistribución social, sin que se vislumbre ninguna propuesta sobre impuesto a grandes fortunas, renta básica, salud pública universal o vivienda popular; y una centralidad en el crecimiento extractivista, con énfasis en impulsar industrias estratégicas sin cuestionar modelo extractivo, dependencia tecnológica o desigualdad estructural.
La agenda presentada genera expectativas sobre propuestas concretas, pero lo que se revela es una campaña que elige ordenar el capital, sin las comunidades, y que opone la “frivolidad política” a un enfoque elitista con promesas que buscan vender gobernabilidad más que justicia social.
La gran pregunta es si esta candidatura representa una derecha reformable o simplemente reacomoda el catálogo neoliberal en tono técnico sin cuestionar sus fundamentos.