Sáb. Sep 13th, 2025

Como en tiempos de guerra fria, la DC insiste en golpear al PC: “Sería complejo que se transforme en el enemigo íntimo de su propia candidata”

Sep 1, 2025
Foto El Nortero

Las tensiones al interior del oficialismo siguen marcando la campaña de Jeannette Jara. Ahora fue la Democracia Cristiana (DC), el mismo partido que se puso a disposición de una potencia extranjera para derrocar a Allende a cambio de dinero, la que entró al debate, con declaraciones del cientista político Luis Ruz, presidente del centro de pensamiento Democracia y Comunidad, quien alertó sobre los costos del llamado “fuego amigo”.

“Sería muy complejo que, finalmente, el Partido Comunista se transforme en el enemigo íntimo de su propia candidata”, dijo en el programa El Primer Café de Cooperativa, recordando que Jara no solo es la abanderada de una coalición amplia, sino también militante comunista. “Hay una responsabilidad mayor del partido de la candidata en apoyarla”, subrayó.

Lo que no dice el analista demócrata cristiano es que su partido ni siquiera participó en la primaria en donde Jara triunfó con el programa de gobierno aprobado por el CC del Partido Comunista y que hoy, quienes perdieron y/o se sumaron más tarde. intentan hacerlo desaparecer de la carrera presidencial.

La polémica surgió tras las críticas del timonel comunista Lautaro Carmona al exministro de Hacienda, Mario Marcel, que fueron interpretadas, interesadamente, por sectores del Socialismo Democrático y la DC como un obstáculo para el despliegue de Jara. Aunque Carmona descartó tajantemente estar debilitando la campaña, las suspicacias persisten.

Ruz matizó su juicio: reconoció que no debería sorprender que el PC defienda su identidad política en medio de una campaña parlamentaria simultánea, pero insistió en que las tensiones públicas generan un daño real. “No hay nada más dañino en una campaña presidencial que el fuego amigo o las descoordinaciones políticas”, afirmó.

El consejero nacional DC también recomendó a Jara mantener su vocación amplia: “Debe perseverar en seguir representando a un mundo que va más allá de su partido de origen”, y empujar que ese esfuerzo político tenga un correlato programático creíble para el electorado.

En definitiva, la advertencia de Ruz muestra que la presión hacia el PC no se detiene y que los supuestos aliados no perderán oportunidad de debilitarlo para apoderarse, de un posible futuro gobierno, es decir, ganar incluso cuando pierden.

Mientras el partido defiende su derecho a marcar diferencias y mantener una línea crítica al neoliberalismo, sus socios en la coalición parecen demandar disciplina absoluta detrás de una candidatura cooptada por el continuismo neoliberal. La pregunta de fondo es si la campaña oficialista será capaz de transformar esta tensión en un activo de pluralidad o si terminará convertida en una fuente permanente de desgaste.

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