Dom. Ago 3rd, 2025

Desbordes, 70,3 millones y el verdadero rostro de la democracia burguesa: cuando el Estado financia su propia corrupción.

Jul 24, 2025
Foto Fast Check

Desbordes no es un caso excepcional. La “política profesional” chilena funciona bajo un modelo en el que los partidos reciben financiamiento público para campañas. luego subcontratan empresas “amigas” para carteles, RRSS, encuestas, etc, para terminar rindiendo facturas infladas, omitiendo información y triangulando con terceros.

Por Equipo El Despertar

El exministro y excandidato a alcalde por Santiago, Mario Desbordes, recibió un severo revés político-financiero: el Servicio Electoral (Servel) rechazó la totalidad de la rendición de su campaña municipal de 2024, por una “omisión grave” en el uso de fondos públicos. En consecuencia, deberá devolver 70,3 millones de pesos que el Estado, es decir, el pueblo trabajador, le entregó para financiar su aventura electoral.

¿Corrupción aislada? ¿Desorden contable? Nada de eso. Estamos frente a una manifestación normal del régimen político burgués, donde la democracia electoral no es más que una competencia de marcas financiada con recursos estatales para administrar el poder del capital.

Desbordes no es un caso excepcional. La “política profesional” chilena funciona bajo un modelo en el que los partidos reciben financiamiento público para campañas. luego subcontratan empresas “amigas” para carteles, RRSS, encuestas, etc, para terminar rindiendo facturas infladas, omitiendo información y triangulando con terceros.

Y cuando el Servel detecta irregularidades, el castigo es devolver parte del botín. No hay cárcel, ni inhabilitación, ni decomiso de bienes personales. Solo una corrección contable de una estafa legal.

Lo que Marx escribió en El 18 Brumario de Luis Bonaparte cobra aquí pleno sentido: “La burguesía prefiere pagar por su dominación política, siempre que pueda seguir apropiándose del trabajo ajeno sin interrupciones.”

El Servel actúa como un contable del sistema, no como garante de la voluntad popular. Su tarea es regular el robo, no impedirlo. Autoriza millones para campañas, sin capacidad real de fiscalización previa.

Solo después del uso y abuso —cuando el escándalo es inevitable— interviene con sanciones simbólicas. Porque en este régimen: El lucro político no es una anomalía, es el método estructural de reproducción de la casta. Y esta casta —derecha, centro, progresismo— vive del erario mientras promete austeridad al pueblo.

Desbordes fue presentado durante años como el “rostro dialogante” de la derecha: ex Carabinero, exministro de Defensa, partidario de una Constitución nueva… Pero ahora aparece como un operador más del saqueo electoral, demostrando que la moderación política solo sirve para blanquear el pillaje estructural. Detrás del uniforme, del discurso institucional, está el mismo apetito de poder que recorre a toda la clase dominante, que utiliza la política no como vocación pública, sino como plataforma de negocios.

El caso de Mario Desbordes no es una excepción, sino un recordatorio de que la democracia burguesa no se basa en la voluntad popular, sino en la capacidad de financiar campañas para mantener el orden. Mientras los trabajadores deben justificar hasta una licencia médica, los políticos de la élite derrochan millones, omiten gastos y rinden cuando quieren.

La solución no es “mejor fiscalización” ni “transparencia”, sino la destrucción del régimen político como aparato de gestión del capital. La democracia verdadera no se construye con boletas y financiamiento público para partidos de empresarios, sino con poder popular, asambleas territoriales, control desde abajo y revocabilidad permanente de los cargos.

Agregar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos requeridos están marcados *