Dom. Nov 16th, 2025

Tregua no es paz: retorno entre escombros y un alto al fuego administrado desde fuera

Oct 10, 2025
Foto AP

La coreografía política tiene firma: el plan de 20 puntos del presidente Donald Trump, con un rol para Tony Blair, propone incluso una autoridad de transición en Gaza. Hamás la rechaza. La paz no puede ser un protectorado: Frantz Fanon advirtió que el colonialismo organiza el espacio por la violencia; bautizar “transición” a un tutelaje militar–diplomático perpetúa el asedio con otra bandera.

Por equipo El Despértar

Entró en vigor el alto al fuego en Gaza a las 09:00 GMT y decenas de miles de desplazados emprendieron la marcha de regreso desde el sur hacia el norte. Muchos llegaron a Jan Yunis o a Ciudad de Gaza y encontraron ruinas. La Defensa Civil informó que, desde el cese, hallaron 63 cuerpos entre calles y escombros. El ejército israelí anunció que sus tropas se posicionan en “líneas de repliegue” y el Pentágono “confirmó” la primera fase hacia la “línea amarilla”. La tregua, al menos por 72 horas, abre un respiro. Pero un respiro no es justicia, ni fin del asedio.

Nadie se hubiera imaginado, durante el Holocausto Nazi, que la paz hubiera llegado, blindando a Hitler y permitiéndole a él y su tropa de genocidas continuar en el poder. Mucho menos, poniéndole condiciones a los judío para no terminar en los hornos de cremación, pero el mundo ha cambiado y hoy el poder y sus instituciones, no tienen limites ni vergüenza.

El acuerdo, negociado indirectamente en Egipto, fija la liberación de rehenes israelíes y, a cambio, la excarcelación de 250 detenidos por razones de seguridad y 1.700 palestinos de Gaza arrestados desde octubre de 2023. La familia de Alon Ohel dijo estar “abrumada por la emoción”; Ameer Abu Iyadeh habló de un retorno “lleno de heridas y dolor”; Arij Abu Saadaeh: “contenta por la tregua… soy madre de un hijo y una hija asesinados”. El derecho internacional llama a esto protección de civiles; aquí llega después de los bombardeos.

La coreografía política tiene firma: el plan de 20 puntos del presidente Donald Trump, con un rol para Tony Blair, propone incluso una autoridad de transición en Gaza. Hamás la rechaza. La paz no puede ser un protectorado: Frantz Fanon advirtió que el colonialismo organiza el espacio por la violencia; bautizar “transición” a un tutelaje militar–diplomático perpetúa el asedio con otra bandera.

Los números recuerdan el abismo: al menos 67.194 palestinos muertos en dos años (datos del Ministerio de Salud de Gaza, que la ONU considera utilizables), hambruna en partes del territorio bajo el cerco y 200.000 personas que, según Defensa Civil, habrían retornado hoy al norte. La tregua no reconstruye hospitales ni escuelas ni devuelve agua y alimentos por sí sola. UNICEF contabilizó durante meses la muerte de un niño cada pocos minutos; detener el conteo exige fin del bloqueo, no solo pausa de fuego.

También hay geopolítica en la letra chica. Que Washington “confirme” líneas y ritmos, y que la prensa internacional siga sin acceso independiente a Gaza, como recordó hoy la asociación de corresponsales en Jerusalén, muestra quién administra el silencio y la visibilidad. Marx y Engels lo escribieron sin barniz: “El derecho no es sino la voluntad de la clase dominante erigida en ley” (Obras Escogidas, Progreso, 1980). Aquí, la “paz” es voluntad de potencias convertida en protocolo.

La tregua es un piso mínimo. La obligación es convertirla en alto el fuego permanente, fin del asedio, corredores humanitarios independientes y embargo de armas para quien viole el DIH. Sin responsabilidad penal internacional y reparación, volveremos al ciclo de “pausa/asalto”. Angela Davis lo recuerda: la paz sin derechos es decorado; con soberanía y vida digna es proyecto.

Que nadie confunda “orden” con paz. La primera actúa como mantenimiento de una arquitectura que produjo la catástrofe; la segunda exige desmontarla. Rosa Luxemburg dejó la brújula: “reforma o barbarie”. En Gaza, traducido: o se abre el cerco y se reconstruye con control ciudadano e internacional, o la tregua será un intermedio entre dos capítulos de la misma barbarie.

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