En su comunicado, la ODCA acusó que el apoyo a Jara “representa una ruptura grave con los principios fundacionales” del humanismo cristiano, aludiendo a valores como el “respeto absoluto a la democracia, derechos humanos y pluralismo”. El organismo, además, repitió el libreto habitual de la derecha continental, vinculando al PC con “regímenes autoritarios” como Venezuela, Cuba y Nicaragua, en un intento de desacreditar alianzas mediante el miedo ideológico, pero olvidando su contribución esencial a la organización del golpe de estado contra Allende y su activa colaboración con la dictadura de Pinochet.
Por Equipo El Despertar
La Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA) resolvió suspender temporalmente al Partido Demócrata Cristiano de Chile (PDC) de sus derechos como miembro titular, tras el respaldo que esta colectividad entregó a la candidatura presidencial de Jeannette Jara, militante del Partido Comunista de Chile (PC). La decisión expone el choque entre una mirada más pragmática que busca alianzas amplias y un conservadurismo que se aferra a viejos límites ideológicos.
En su comunicado, la ODCA acusó que el apoyo a Jara “representa una ruptura grave con los principios fundacionales” del humanismo cristiano, aludiendo a valores como el “respeto absoluto a la democracia, derechos humanos y pluralismo”. El organismo, además, repitió el libreto habitual de la derecha continental, vinculando al PC con “regímenes autoritarios” como Venezuela, Cuba y Nicaragua, en un intento de desacreditar alianzas mediante el miedo ideológico, pero olvidando su contribución esencial a la organización del golpe de estado contra Allende y su activa colaboración con la dictadura de Pinochet.
La medida se produce luego de que la DC chilena, en un gesto político inédito, optara por respaldar a la candidata comunista tras su triunfo en las primarias de la coalición Unidad por Chile. Para muchos, se trata de una decisión que responde al objetivo de frenar el avance de la ultraderecha y construir una mayoría social y política más amplia. Para otros, dentro y fuera del partido, este apoyo rompe con la tradición demócrata cristiana en el continente y erosiona la identidad histórica del PDC.
La suspensión refleja más un acto de presión política que una real defensa de principios democráticos. El cuestionamiento de la ODCA no se dirige a programas o propuestas concretas, sino al solo hecho de coincidir con el PC en una candidatura, lo que evidencia que para ciertos sectores conservadores el problema no es la democracia, sino quiénes pueden ejercerla.
Este episodio reabre el debate sobre el rol de la DC chilena en el escenario político actual: ¿permanecer como un partido de un centro que ya casi no existe, atrapado en el pasado, o avanzar hacia una política de alianzas que priorice la defensa de derechos y la soberanía popular? Mientras la ODCA cierra filas con la ortodoxia, la DC en Chile parece haber optado, al menos en esta coyuntura, por sumarse a un proyecto transformador que busca disputar el poder a quienes hoy representan la restauración conservadora.